Con la selectividad cerca, pensemos que, a veces, una elección equivocada del Grado puede contribuir al abandono universitario. El abandono del grado o de los estudios universitarios supone un mal uso de los recursos económicos públicos (la matrícula universitaria sólo cubre una pequeña parte del coste total) o privados (el esfuerzo de las familias y del estudiante), además de la frustración que puede producirle a la persona afectada.

El último Informe U-Ranking 2019, elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) analiza 62 universidades españolas, 48 públicas y 14 privadas. Recomiendo su lectura ya que las universidades valencianas ocupan puestos destacados en rendimiento docente, investigador y en innovación y desarrollo tecnológico y el sistema universitario valenciano se sitúa seis puntos por encima de la media española, ocupando el tercer puesto tras Cataluña y Cantabria. La novedad de esta edición es que incorpora el análisis del abandono de los estudios universitarios. ¿Por qué un 33% del alumnado deja sin finalizar el grado en que se matriculó? ¿Cuáles son los motivos que están detrás de ese 12% que decide cambiar de grado? Según el informe, cuando un estudiante cambia de grado o deja los estudios universitarios, esas decisiones reflejan una serie de ineficiencias del sistema: falta de información para que la persona tome la decisión adecuada; un plan de estudios que no ha cubierto sus expectativas; una calidad docente que no le ha permitido desarrollar todo su potencial o un esfuerzo insuficiente por parte del propio estudiante.

El estudio señala que, si bien el porcentaje de entrada en los estudios universitarios de los jóvenes menores de 25 años, el 45,4%, se encuentra próximo a la media de la OCDE (47,7%), en cambio las tasas de graduación (32,9%), están más alejadas de la media de la OCDE (38,5%). El análisis abarca desde el curso 2012-2013 hasta el curso 2016-2017 y contempla por abandono, tanto aquella persona que no finaliza los estudios universitarios como aquella que decide cambiar de grado.

Dado que el abandono se da mayoritariamente en el primer año, se demuestra que el estudiante percibe si acertó con su elección. Entre las posibles causas de abandono, el informe apunta a tres: la vocación, la calidad inicial del alumnado y la dificultad en determinadas ramas. El abandono es mayor en las titulaciones técnicas y científicas. Algunas ingenierías, por ejemplo, a pesar de no requerir una nota de corte demasiado alta, presentan dificultades desde los primeros cursos. Pero también es verdad que la demanda laboral en esta rama propicia la salida al mercado laboral antes de la finalización de la formación universitaria. En cualquier caso, es un dato preocupante debido a la necesidad creciente de titulados y tituladas en las disciplinas STEM para atender la demanda de perfiles profesionales y para la adaptación de la digitalización de la sociedad. Por el contrario, las titulaciones de Ciencias de la Salud son las que presentan menores tasas de abandono; la vocación y la exigencia en los criterios de entrada pueden ser algunos de los motivos. El abandono afecta a todas las universidades y a todas las comunidades autónomas, la Comunitat Valenciana ocupa la octava posición en la tasa de abandono del grado.

El abandono es más elevado en las universidades no presenciales. Entre las causas, se apuntan: la falta de motivación para organizar de manera autónoma los tiempos de estudio por parte del estudiante; el hecho de que quienes optan por esta formación son estudiantes que egresaron de la enseñanza secundaria hace años y han interrumpido la continuidad natural de los estudios; muchos compatibilizan estudios y trabajo, dificultando así la formación y la interacción con otros estudiantes.

Las universidades privadas presentan menos abandono. Tienen un sistema propio de admisión que limita menos que una ordenación por pruebas de acceso -como en las universidades públicas- y, por tanto, el porcentaje de estudiantes que está cursando el grado que desea es superior al promedio del sistema público. Además de un alumnado más vocacional, el mayor nivel de renta familiar puede ser también un factor que modere situaciones económicas desfavorables que, a veces, fuerzan al estudiante a abandonar sus estudios. Finalmente, el informe apunta que las universidades privadas hacen un seguimiento más cercano de sus estudiantes previniendo así cifras altas de abandono. Cabría añadir otra razón que el informe no menciona y es que las universidades privadas no imparten casi titulaciones de la rama de arquitectura e ingeniería ni de ciencias.

Reducir el abandono universitario debería ser una prioridad como ocurre con el abandono escolar. Tenemos que mejorar la orientación de los estudiantes de forma que se aprovechen los recursos y toda la información disponible. Es cierto que existen factores en el entorno -no siempre controlables por las universidades- que pueden influir también en la tasa de abandono, como el nivel de preparación que ofrecen los sistemas educativos anteriores a la Universidad, un escaso diferencial entre los salarios medios o las tasas de paro de los universitarios y no universitarios en el área de influencia de la Universidad, fruto de una fuerte demanda de trabajo no cualificado. De ahí, la necesaria interacción de las universidades con el sector productivo del entorno y la importancia de establecer una acertada y competitiva oferta de títulos universitarios.

El abandono tiene que analizarse entre el Estado, las CC AA y las universidades que son las que tienen el contacto directo con los estudiantes. Cabe hacer un seguimiento y valorar, por ejemplo, si con una óptima política de becas y ayudas se reduce, o si persiste por los motivos mencionados. El informe señala que el abandono universitario es multifactorial y su complejidad requiere cautela, análisis y reflexión antes de un pronunciamiento erróneo.