Alicante padece desde hace lustros una acusada crisis de identidad en su cultura ciudadana. Los gobiernos de la derecha propiciaron, insolidaria y autoritariamente, la banalización del escenario urbano mediante la especulación, con episodios de corrupción que aún se juzgan, y con la consecuente debilidad de la economía local y de una imaginación creativa que reverdeciera la convivencia desde el diálogo. No obstante, siempre hubo grupos cívicos e instituciones que mantuvieron un pensamiento crítico que sirvió de muro de contención ante las peores muestras de capitalismo de casino que practicó el PP, a veces ante la pasividad de la principal expresión de la oposición política.

La victoria de las fuerzas progresistas y la formación del llamado «gobierno del tripartito» abrió esperanzas que, desgraciadamente, se vieron defraudadas. Un conjunto de circunstancias impidió su arraigo. Así: la inercia del pasado, menospreciada en nombre de un voluntarismo que se mostró insuficiente para renovar la administración y la dinámica económica, y tanto más cuando no faltaron líderes oportunistas, poco proclives a promover el entendimiento y el trabajo en común. La falta de cultura de gobierno pasó una dolorosa factura que concluyó con el regreso a la Alcaldía del PP de la mano de una tránsfuga. Esa presencia sólo ha servido para recordar la incompetencia de la derecha.

Pero es el momento de mirar al futuro. Por un lado, porque, pese a todo, la ciudad ya no es la que recibió la izquierda en 2015: el cambio en la dinámica social y económica es patente, las posibilidades de comunicación entre el poder político y la sociedad civil se han incrementado, emergen nuevas potencialidades económicas y ya sabemos que en los próximos años habrá gobiernos progresistas en la Generalitat y en el Estado. Quizá muchos no sientan entusiasmo tras lo ocurrido, pero nadie que esté comprometido, desde posiciones progresistas, con Alicante, tiene derecho a negar su contribución en un momento en el que la multiplicación de fuerzas de derechas plantea un horizonte conflictivo.

En esta perspectiva es razonable recordar que Compromís, desde muchos puntos de vista, la fuerza minoritaria, ejerció un papel especialmente positivo, pese a los errores colectivos, en el tripartito: no sólo dirigió con fortuna áreas importantes, sino que se esforzó, cuando otros creaban tensión, en defender siempre el diálogo y el entendimiento. En su aprendizaje de una cultura de gobierno, marcada por su apertura a la ciudadanía, ha mostrado que una cultura urbana renovada implica crear las condiciones para la incubación permanente de redes y alianzas críticas y abiertas. Ha sido el partido del tripartito que no se ha visto castigado por las tensiones internas derivadas de la salida del gobierno, lo que se evidencia en la confección de la misma lista electoral, encabezada por Natxo Bellido y que integra a referentes sindicales, económicos, sociales y culturales. Compromís, en fin, es la fuerza que más ejemplos ha dado de ser coherente a la hora de defender, sin demagogia, los intereses alicantinos ante el Gobierno de España y de la Generalitat, sirviendo, en este caso, de puente para múltiples realizaciones que han permitido construir espacios de normalización democrática. Un adecuado resultado de Compromís en Alicante reforzaría todas esas posiciones y posibilitaría mejores equilibrios tras los resultados en las Elecciones Autonómicas y Generales.

Por todo eso, para la recuperación de un gobierno de izquierdas capaz de dirigir el cambio de cultura colectiva, es indispensable que Compromís obtenga unos buenos resultados que le permitan participar con fuerza en el gobierno municipal. Su programa es garantía de ello. Además de las propuestas concretas, merece la pena destacar que los ejes de su propuesta se centran en promover una alternativa a Alicante que pase por considerarla: 1) Una experiencia global inserta en una realidad global: atenta a los fenómenos de la mundialización, al cambio climático y a la Agenda 2030. 2) Compleja: buscando sintetizar las diversas expresiones de ciudadanía desde una óptica inclusiva, sin caer en la fragmentación social, para acabar con la dualidad urbana. 3) Bien ordenada, a partir de una planificación en las materias que constituyen los ejes básicos de convivencia. Dando prioridad concreta a las grandes necesidades transversales, como la limpieza y una dinamización económica que favorezca la generación de empleo de calidad, promoviendo un cambio sostenible del modelo de creación de riqueza consecuente con un urbanismo renovado. 4) Comprometida con su entorno y reivindicativa con la Generalitat y el Gobierno del Estado a partir de pactos ciudadanos establecidos con los actores sociales, concibiendo la Comunidad Valenciana como un marco plural que acepta todas las maneras de ser y sentirse valencianos; con nuevas fórmulas de ejercicio de la capitalidad, de corresponsabilidad con ciudades próximas para el desarrollo territorial y con la responsabilidad de ser la segunda ciudad de la Comunidad. 5) Dispuesta a ensayar nuevas fórmulas de Buen Gobierno: abierto, transparente, íntegro, capaz de rendir cuentas de la gestión y activo en la medida en que construye alianzas con las expresiones más modernas de la sociedad civil.

Firman este manifiesto: Josep Antoni Ybarra, catedrático de Economía de la UA; Juan Castillo, exdecano del Colegio de Arquitectos de Alicante y expresidente del Colegio de Arquitectos de la Comunidad Valenciana; Teresa de Nova, exconcejala del Ayuntamiento de Alicante; Antonio Escudero, catedrático de Historia de la Economía de la UA; Gloria Pardo, profesora de Economía Aplicada de la UA; Fernando Plaza, empresario; Olga Fuentes Soriano, catedrática de Derecho Procesal de la UMH; José María Morán Berruti, ceramista; Carles Cortés, escritor; Ainhoa Lasa, profesora de Derecho Constitucional de la UA; Josep Bernabeu, catedràtic d'Història de la Ciència de la UA; Isabel García Chiverto, profesora de Instituto; José Rovira Collado, profesor de Didáctica de la Literatura de la UA; Pablo Rosser, historiador y arqueólogo; Pablo Reig, funcionario; Enric Balaguer, catedràtic de Literatura de la UA i escriptor; Carmen Jorques, pintora; Clemente Hernández, catedrático de Economía de la UA; Fernando Linde, librero; Victoria Roca, profesora de Filosofía del Derecho de la UA; Carmen Cuadrado, profesora de Derecho Procesal de la UA; Francisco Candela, director de Recursos Humanos; Pere Miquel Campos, periodista; Carlos Pastor, arquitecto; Faust Ripoll, filòleg; Carles Segura, professor de Llengua Catalana de la UA; Mª Reyes Caballero Martínez, directora de cine; Jorge Orts Fuster, comisión ejecutiva de la Fundación CAM; Vero McClain, arquitecta y artista tecnofeminista; Miquel Ángel Flores Abad, etnólogo, Grup Alacant; Josep Forcadell, pas de la UA; Juan Manuel Lillo Garrigós, bailarín y coreógrafo; Julio Miró, artista plástico; Rafaela Lillo, profesora de Literatura; Francisco Orts Pérez, cofundador Centro Infanta Elena y jubilado; Sandra Forneiro, profesora de Inglés; Bernat Sirvent, periodista; Sonia Núñez, arquitecta técnica; Francisco Galindo, pedagogo y músico; Inma Catalá Blanes, profesora de Secundaria; Carmen Gutiérrez Chico, jubilada; Vicent Julià Ripoll, parado; Josefina Abad Martínez, jubilada; Fuensanta Pérez, profesora de Primaria; Reme Martínez Duarte, jefa de Administración de centro cultural y deportivo; Francisco García Riera, funcionario y sindicalista; Albert Amorós, abogado.