Independientemente del hecho de que el PP parece que esté jugando al escondite con las siglas durante esta campaña electoral, lo cierto es que para la ciudad de Alicante no veo otra opción de más peso que la que ha presentado este partido. Lo digo así de claro para que luego nadie me diga que no se me entiende. Barcala es, en mi opinión, el candidato más preparado para asumir esta responsabilidad y, ahora que se ha relajado un poco y se ha quitado la corbata, con ese nuevo look y la imprescindible sonrisa, está más próximo a un mayor espectro del electorado. Y en las municipales se vota más a la persona que a sus siglas. Sin embargo, no lo va a tener nada fácil, pues posiblemente sufra el zarpazo de la debacle electoral de su partido.

De otra parte, por más que Ciudadanos se haya demorado deshojando la margarita y pareciera que iba a dar la campanada, para venir finalmente a proclamar a la candidata de la que se venía rumoreando desde hacía meses, la formación ha ido al alza en las generales y posiblemente coseche buenos resultados en Alicante también. Echar mano del mundo fogueril siempre es una buena opción, pero en este caso a Mari Carmen Sánchez su partido la ha dejado sin margen de maniobra para darse a conocer fuera de su ámbito

En cuanto al PSOE, aunque lo intente no logro entender lo que le pasa a este partido en Alicante, que anda siempre tan errático. En todo caso, Sanguino va de ganador después del éxito de Sánchez, pero considero que ha hecho mal en meterse en berenjenales de si Alicante es o no una ciudad turística, porque negar la evidencia de una parte y tocar las narices al potente lobby de los hosteleros de otra no parece que estratégicamente hablando sea lo más inteligente. Es posible que Alicante deba replantearse su futuro y apostar por otras economías que la hagan sostenible a futuro, lo que sería más que deseable, pero a día de hoy no podemos creernos lo que no somos, ni ciudad cultural ni de congresos, si bien algunos, entre los que me incluyo, vean tan claro como el agua que las cosas deberían ir precisamente por ahí, aprovechando las condiciones climatológicas y el mar. O sea, volviendo a echar mano de los mismos recursos del turismo, a qué negarlo. Y ello sin perjuicio de lo del Distrito Digital, que es una idea fantástica que sí puede ser una primera piedra de esa nueva Alicante a la que nos gustaría poder aspirar a muchos alicantinos.