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Convivencia eres tú

El independentismo contraría a Sánchez y le tiende la mano

Con las cosas que han sucedido y están sucediendo decir, como ha dicho Sánchez, que el no a Iceta de los independentistas es "un veto al diálogo y a la convivencia" resulta extemporáneo por llamarlo de manera suave. Nunca le he oído hablar al presidente del Gobierno en funciones de deterioro de la convivencia cuando los DCR, Arran o los camisas pardas catalanes acosan a los jueces o intimidan en las calles a los españoles constitucionalistas que se oponen al procés. ¿Ha visto Sánchez ahora algo particular en el soberanismo de Torra y Junqueras que antes no fuera cristalino para el resto de los seres inteligentes de este planeta? ¿Por qué cree que los principales dirigentes del golpe institucional están siendo juzgados? ¿Por anteponer el diálogo a la rebelión? A Sánchez da la impresión que lo único que le espolea es tener que enfrentarse a las contrariedades que le afectan personalmente. Como, por ejemplo, la suposición de que los independentistas puedan desentenderse de su investidura poniéndola en riesgo. El resto le da igual, o como decía Cantinflas le resulta inverosímil. No hay que preocuparse, por si acaso ERC ya se ha encargado de tranquilizarlo al desvincular el rechazo a Iceta de la investidura. Es simplemente un aviso a navegantes. Iceta, pese a su simpatía natural, no les gusta como senador autonómico ni como presidente del Senado. El líder del PSC, un nacionalista blandengue, habla de dar rodeos y los soberanistas prefieren ir al grano. También cuando se refieren a tender la mano para la investidura. Sánchez ya estaba empezando a manejar el veto para distanciarse estratégicamente de la pitón, que acabará por engullirlo.

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