Aunque desde hace semanas sesudos sociólogos y politólogos se exprimen el cerebro para anticipar el resultado de las elecciones municipales del día 26 en Elche y que en las últimas semanas se han publicado algunas encuestas con datos dispares, hay pocas pistas veraces sobre los comicios

Ni siquiera la aplicación de la polivalente y hermosa (según la BBC) ecuación de Euler-Lagrange (que lo mismo se utiliza para analizar la forma de una burbuja de jabón que la trayectoria de un cohete alrededor de un agujero negro), está resultando útil por la cantidad de incógnitas a despejar y las variables que intervendrán en las votaciones.

La primera variable es cómo se van a aclarar los votantes en las urnas con catorce montones de papeletas locales (a las que hay que sumar las de las elecciones europeas), en diez de las cuales figuran como aspirantes a la alcaldía personas que se presentan por primera vez. Esta variada oferta seguro que servirá para disgregar el voto pero, ¿esta dispersión se reflejará en la atomización del número de concejales o contribuirá a la concentración?

La segunda es qué índice de participación se alcanzará el día 26 de mayo, una vez que las elecciones a la Generalitat se celebraron un mes antes, vinculadas a los comicios para elegir el gobierno de la nación y coinciden con las devaluadas elecciones europeas. A lo que hay que sumar el buen tiempo, que anima a disfrutar del domingo en la playa o el campo y las comuniones, incluso el Spring Festival, que se celebra en IFA ese fin de semana.

La tercera incógnita a despejar es cuántos de los 14 partidos en liza superarán el corte del 5% de los sufragios que marca la Ley d'Hont como porcentaje mínimo para entrar en el juego matemático que te permite aspirar a tener representación en el consistorio ilicitano.

La cuarta es qué pesará más en la toma de decisión del votante no convencido: por un lado la trayectoria de la persona que está al frente de la lista, como son los casos de Carlos González (PSOE), Pablo Ruz (PP), Mireia Mollà (Compromis); y David Caballero (Contigo); por otro la marca de partido nacional de Ciudadanos ( Eduardo García-Ontiveros), Vox ( Amparo Cerdá) y Podemos ( José Vicente Bustamante); o la mezcla entre la imagen personal y el partido local de Cristina Martínez ( Ilicitanos por Elche) y Jesús Pareja ( Partido de Elche). A este galimatías se suman otros elementos de distracción como el papel que tendrán movimientos pedáneos como Decídete, Elígete, la formación de El Altet y de Torrellano; Elx en Peu y Poble Democràtic.

La quinta letra de la ecuación a descifrar es si el círculo virtuoso de resultados electorales en el que han entrado el PSOE y el PSPV en los últimos comicios se trasladarán, en todo o en parte, a la lista que encabeza Carlos González, cuya gestión genera opiniones dispares. O cómo afectará la caída en barrena del PP a Pablo Ruz, que consiguió en la lista al Senado mejorar notablemente el número de votos que obtuvo su partido para las Cortes Generales.

La sexta tiene que ver con los pactos post electorales. No hace falta tener una bola de cristal para saber que ningún partido alcanzará la mayoría absoluta, por tanto habrá que centrar el análisis en las distintas combinatorias que ofrecen los bloques (de progreso y conservadores), cada uno por su parte o con los partidos locales y de nuevo cuño, lo que daría lugar a tripartitos, cuatripartitos o quintupartito (menos probable, pero no imposible). Pero podría pasar también que las matemáticas sean perversas y generen escenarios idóneos para alianzas que ahora aparecen como imposibles.

Lo cierto es que a unos días de las elecciones nada está decidido. Lo bueno del caso es que los amantes de los retos matemáticos y de los sudokus tienen en qué entretenerse.