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Pedro de Silva y eso del posmodernismo

Extracto de la presentación de la novela "La moral del comedor de pipas", leída en el Salón de Té del Campoamor

Por fin, por fin, ya tengo una novela posmoderna en la mano para explicar a la perfección lo que es una novela posmoderna, eso tan volátil hasta ahora que ni siquiera se acierta a auscultar de modo claro y distinto por más que los críticos literarios no hablen de otra cosa.

Novela posmoderna en el sentido que le daba Umberto Eco, o sea, en el de visitar lo antiguo con ironía, no en el de Derrida y sus amigos norteamericanos, que nada me interesan. La novela posmoderna es la otra, es esa, la que ni siquiera tiene nombre, como decía la copla. Pero convengamos en llamarla posmoderna y tratemos de ver en qué consiste. Debo, por tanto, justificar mi aseveración. Tirando de aquí y de allá y de internet, he conseguido sintetizar las características de eso del posmodernismo cuyo modelo palmario sería "La moral del comedor de pipas": el paradigma, que diría un posmoderno.

1.- Alto grado de alusión, triunfo de lo indirecto, de la historia detrás de la historia, minería irónica de lo narrado.

2.- Antidiscurso, tal y como entendemos discurso: aparente falta de profundidad.

3.- Atención a la cultura de masas: democratización estética, entrada de lo pop.

4.- Cambios bruscos de registro o tono, mezcla de estilos y géneros, discontinuidad.

5.- Antirrealismo alucinado, persistencia irónica de lo religioso o lo supersticioso.

6.- Debilitamiento del narrador omnisciente en favor del que no emite juicios ni interpreta.

7.- Heterotopía: espacio heterogéneo de lugares y relaciones, que decía aquel Foucault al que Dios confunda.

8.- Un sujeto débil como eje, con problemas para tomar o asumir una decisión, una responsabilidad ética.

9.- Hedonismo, fin de las utopías, percepción de la comunidad como levantada contra sí misma, con especial atención a los fuera del sistema.

10.- Comedia, farsa, mucha parodia, estallidos sociales anárquicos.

Por lo tanto, vamos a aplicarlo:

1.- "La moral del comedor de pipas" nos enseña que la novela ya no puede contar hoy la vida como aquel espejo puesto a lo largo de un camino, que nos predicaba Stendhal. La literatura es, en todo caso, un espejo fragmentado, que se ha roto y muestra su azogue, sus estrías y su fragmentación. "La moral del comedor de pipas" es un espejo roto a lo largo de un camino.

2.- Pedro de Silva ha olido, como pocos hasta ahora, el cambio de paradigma que experimentan nuestras vidas y, como consecuencia, la literatura.

3.- Ha tenido que ser un escritor de cierta edad - digámoslo así- quien escriba la novela más joven del año, como viene siendo tradición desde Cervantes.

4.- "La moral del comedor de pipas" nos recuerda que la función del escritor es arriesgar. Arriésgate: si no, estás muerto.

En una palabra: no hay más verdad hoy en literatura que la novela posmoderna. Y Pedro de Silva se ha convertido con "La moral del comedor de pipas" en su profeta (o protomártir, que se autonombra). Que mis gustos lectores vayan o dejen de ir por esos lares a nadie importa. Lo que hay, como siempre, es lo que hay. Amén y así sea.

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