Hay que reconocer que como las campañas municipales no hay otras. Será por la cercanía, por las candidaturas, por los programas o por lo que sea, tienen algo especial. Basta comparar la del 28 de abril pasado, en la que a pesar de jugarnos nada menos que el Gobierno de España y, en nuestro caso, el del Consell, salías a la calle y, excepto algunas banderolas fijadas en farolas y poco más, apenas se notaba el clásico ambiente electoral.

La polémica electoral se trasladaba a los medios informativos, especialmente la televisión y, dentro de ella, a los dos célebres debates en TVE y A-3. La incertidumbre por un resultado electoral que podía inclinarse en un sentido u otro y la amenaza, después de Andalucía, de que una fuerza como Vox pudiera determinar el futuro Gobierno como ya venía determinando la política de PP y Ciudadanos, fue suficiente para que el electorado se movilizara, más que en otras ocasiones, y acudiera a votar de forma importante y sin necesidad de recurrir a las formas clásicas en otras campañas.

Está por ver que esa alta participación se mantenga. Suele decaer en municipales aquí y en otros sitios. Y es una lástima. Recordé la semana pasada que en 2015, en Elx, el 33,51% del censo electoral ilicitano no votó para su Ayuntamiento. 56.408 personas con derecho a voto no votaron. Una de cada tres no lo hizo. Curiosamente, habiendo tenido la oportunidad de elegir a su equipo de gobierno, renunciaron a ello. Sería un fracaso colectivo que no consiguiéramos reducir tan importante porcentaje abstencionista. También es cierto que, para ello, los que salen elegidos, gobierno y oposición, deben ser coherentes con lo que prometieron y luchar por ello y ahí, es verdad, que hay una amalgama de situaciones y no siempre justificadas. Pero esa es la grandeza de la democracia: Si alguien ha defraudado las expectativas creadas, que no se le vote más. Hay otras opciones. Dejar de votar no contribuye a mejorar las cosas, suele empeorarlas.

Este 26 de mayo, en Elx, se presentan nada menos que 14 partidos al Ayuntamiento. Hay dónde elegir. Y de cómo ha cambiado la cosa basta salir a la calle para comprobarlo. De la noche a la mañana se ha llenado el municipio de vallas, de todos los tamaños, en los que diferentes candidatos y candidatas nos llaman la atención sobre lo que ofrecen. En unos casos aparecen mirando de frente; en otros, de lado y, en algún caso, hacia arriba. Hay zonas en que se acumulan tantas vallas con diferentes candidatos, que aquello parece que te observe un «Gran Hermano» cuando vas por la calle. Y eso que no todos los partidos pueden pagarse ésa campaña.

Es de esperar que se publiquen sondeos sobre posibles resultados municipales. Estos días sí lo ha hecho un medio digital de Alicante en el que pronostica que la izquierda ilicitana podría sacar entre 15 y 17 concejales, cuando la mayoría absoluta son 14. Sería un magnífico resultado, pero parece un poco optimista. En previsiones anteriores, en generales y autonómicas, el resultado final se pareció poco al anunciado. En todo caso, es una información más y no debería confiarse nadie en que todo está hecho y dejar de votar por ello.

Si importante son las promesas que se nos hagan de cara al nuevo Ayuntamiento, no hay que olvidar los deberes pendientes que están sin resolver. El del Mercado Central, cuyo sinuoso historial recordaba el martes este diario, está a la cabeza. Hay que conseguir hacer un mercado moderno, sin la afección que supone el parking, y ahí tanto el Ayuntamiento como Conselleria deberán dejar de pasarse la pelota y tomar decisiones pensando en la ciudad.

En el tema del auditorio es positivo comprobar que el alcalde, Carlos González, se reafirme en el emplazamiento en Carrús. Tal vez exagere un poco al comparar aquello con lo que supuso el Guggenheim en el cambio de Bilbao. Es cierto que fue un elemento principal, pero también hay que decir que el Gobierno Vasco se volcó en la transformación de la ría bilbaína y aquí el Consell, para Elx, ni está ni se compromete en nada. Y la peatonalización de la Corredora deberá hacerse por fin. Incluso si la derecha gobernarse creo que, si es inteligente, la hará. Lo que es injustificable es no haberla hecho todavía, cuando gran número de ciudades importantes ya tienen sus centros históricos al servicio de la ciudadanía, los comercios y la convivencia peatonal. En este tema, como en otros, vamos con retraso, falta decisión.

El 26 de mayo podemos y debemos ir a votar. Nos jugamos qué tipo de Ayuntamiento tendremos los próximos cuatro años. No estamos para retrocesos ni indecisiones permanentes. El equipo de gobierno que salga debe comprometerse a hacer avanzar Elx como objetivo primordial de futuro.