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El cansancio en el arte

Creo que fue en el año 1984 cuando La Fura dels Baus actuó por primera vez en Alicante. Se trataba de una impactante compañía catalana que había irrumpido en el panorama teatral español con una fuerza extraordinaria, y que vio su consagración en el Festival de Otoño de Madrid. En nuestra ciudad se venían celebrando unas jornadas teatrales cada mes de septiembre organizadas por el Ayuntamiento, y que un servidor tuvo la suerte de coordinar durante varios años; el entonces concejal de Cultura, Martínez Bernicola, concibió las jornadas teatrales como descentralizadoras, y así ocupamos calles y plazas en una muestra ecléctica de lo que teatralmente se cocía en España. Se trataba de acercar al teatro al gran público que tuvo la oportunidad de disfrutar, de forma gratuita, de los trabajos de los ya famosos Tricicle, Dagoll-Dagom, Els Joglars... por citar solo a los más conocidos. Pues bien, era imprescindible atenerse a la rabiosa actualidad y conseguir la presencia de La Fura, la sensación del momento, que llevaba un espectáculo llamado Accions; hubo de buscarse un espacio que cumpliera las exigencias del grupo y, tras mucho buscar, encontramos una nave en la localidad de San Vicente que se adaptaba a las condiciones exigidas: posibilidad de fuego real, construcción y derribo con mazas de un muro de dimensiones considerables, escasísima luz y ruido atronador. Y como era de esperar el público quedó impactado y el éxito fue enorme, a pesar de ser un espectáculo sin texto desarrollando varias acciones teatrales que no tenían nada que ver unas con otras.

Hoy, 25 años más tarde, han vuelto a la ciudad (la pasada temporada representaron también aquí Carmina Burana) en curiosa combinación con la nueva y joven Orquesta Sinfónica del ADDA, para recrear La Creación de Haydn. Decepcionante. Lo que en su momento fue rompedor, se nos hace ahora reiterativo, confuso, exhibicionista y -lo que es peor- gratuito. Nadie puede discutir la creatividad de su director, Carlos Padrissa, que se mantiene fiel a un estilo muy concreto y que La Fura lleva como bandera y seña de identidad; pero lo peor que le puede pasar a una compañía de teatro es el abuso de medios y efectos técnicos que cumplen su papel una vez pero no dos, y ni muchos menos muchas veces. Personalmente estoy «hasta el gorro» de grúas y tanques de agua dentro de los cuales deben cantar los sufridos intérpretes. Tras el impacto que en su momento me causó ver a las valquirias (La Valquiria, de la famosa tetralogía de Wagner que La Fura montó íntegra en València con un resultado extraordinario) deambulando sobre el escenario subidas a enormes grúas, pasé a la decepción y hasta el aburrimiento cuando vi la versión que La Fura hizo sobre El amor brujo de Manuel de Falla. Esta creación ha sido la gota que rebasa el vaso. Y choca que un creador nato como es Carlos Padrissa no perciba el cansancio del mismo público que les aplaudió desde el principio, aunque es seguro que quien viera por primera vez a la compañía en el ADDA habrá salido impresionado?aunque no entendiera nada.

La Fura debería reflexionar y no dejarse deslumbrar por las invitaciones de trabajo que tienen desde cualquier parte del mundo, especialmente procedentes de los grandes teatros de ópera, Y que entiendan que grupos como Tricicle, Joglars, y la misma La Cubana que debuta ahora en Alicante (no se pierdan Adiós Arturo) siguen fieles a su estilo pero mantienen una lucha titánica para no repetirse. Lo peor del caso es que Haydn y la Orquesta Sinfónica del ADDA, junto al magnífico Coro de la Comunidad de Madrid, vieron emborronados sus trabajos por una puesta en escena teatral destinada a «épater le bourgeois», como se decía antes. Lo de la Orquesta Sinfónica ADDA es casi un milagro: con menos de dos años de vida ha demostrado que si se quiere se puede, como se ha podido comprobar en casi todos los programas que ha presentado, y que merece todo el aplauso de los alicantinos... incluidos los escépticos, que siguen cargados de prejuicios absurdos infravalorando lo que ni siquiera han escuchado. Mérito indudable de su director Josep Vicent, que merece todos los aplausos del mundo. Y mi personal agradecimiento.

La Perla. «El arte debe consolar al perturbado y perturbar al cómodo» (Banksy, artista urbano británico).

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