Alicante en estado puro

Barcala prefiere que su Pablo Casado no haga campaña por aquí; Sanguino supera a Pedro ­-el integrante de la ejecutiva de Jesucristo- en la de veces que niega al pesoe a fin de resaltar la independencia que atesora con lo que vende sin embargo ahora la marca y la candidata de Ciudadanos aprovecha el berenjenal para introducir que su formación no tendría empacho llegado el momento en pactar con quien haga falta de los dos. Es Alicante, amigos.

Pero, por supuesto, un frenesí así no se improvisa. Ha ido fraguándose paso a paso. El último alcalde dio un escopetazo de los que se dejan sentir cargándose de la lista a un buen manojo de quienes han gobernado la ciudad en el tramo postrero, incluido el miembro del equipo que mejor podría intentar secar al principal oponente por el conocimiento que tiene del mismo, dado que el candidato socialista despista al más pintado. A María Dolores Padilla no le quedará más remedio que incorporarse al Principal, de donde acaba de salir quien fuera allí su partenaire por decirlo suavemente. No solo la alcaldía está en el aire, sino que cualquier interesado en la materia percibe que Mérida puede quedarse en nada para la fineza requerida por el ensamblaje que se avecina en la dirección del teatro.

Si en vísperas del 26A ustedes se tropezaron con una serie de firmas del mundo de la cultura respaldando a Ximo Puig, es posible que en esta ocasión no se topen con tal refrendo, entre otras razones porque el pretendiente a la vara de mando municipal está convencido de que ese sector lo tiene más que decantado a su favor y, por lo tanto, prefiere centrarse en otra cosa, mariposa. No sé en qué está pensando el hombre, me extraña que no supiera por dónde discurriría esto dentro del entorno para él dispuesto tras haber salido con fórceps a la pelea y es posible que yo haya tenido mala suerte, pero no he encontrado ni un cartel con su imagen pegado por ahí. Es lo que tiene el trastero de Ángel Franco: que da mucho de sí.

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