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Iglesias en corbata

Pablo Iglesias se ha comprado una corbata de vicepresidente de Gobierno y no quiere ir a devolverla. Del miedo que tiene a no entrar en el Ejecutivo no le llega la camisa al cuello, con lo cual es difícil que se pueda poner esa corbata. Se ha celebrado un desayuno informativo en Madrid, de toda la vida los desayunos han sido nutritivos y ahora son informativos, en el que la concurrencia estaba compuesta sobre todo por grandes empresarios. Los grandes empresarios son los que menos necesitan que se les invite a desayunar, pero es en ello en quienes los foros de debate gastan más en cruasanes y zumos. Delante de ellos y a preguntas de ellos, en elegante hotel, dijo Iglesias que estaba convencido de que gobernaría con el PSOE, convencido de que habrá ministros de Podemos y convencido de que las negociaciones han de llevarse con el mayor sigilo posible.

Ni el más avezado de los detectives ha encontrado pistas acerca de encuentros de Sánchez e Iglesias, con lo cual, elemental, querido lector, lo de Iglesias más bien pueden ser ensoñaciones o confusión del deseo con la realidad. El PSOE apuesta por gobernar en solitario, ocupar todo el poder y los cargos y tener apoyos externos. A ser posible que no le den mucho el coñazo. Que puedan contentarse con un zumito y cruasán, por ejemplo.

Todo está condicionado a cómo sean los resultados de las municipales, cómo sean los pactos, cómo las alianzas y las heridas posteriores. Iglesias tendrá más fuerza si Unidas Podemos tiene muchas llaves para dar alcaldías a los socialistas. Cuantas más llaves, menos posibilidad de portazo. Del PSOE a las apetencias de Iglesias. El exrevolucionario se ve con cartera ministerial, chófer, BOE y tal vez CIS. También corbata. Una de esas corbatas caras que uno se compra para una ocasión única.

Una corbata es una soga invertida que tarde o temprano cumplirá su función como soga, nos dejó escrito alguien que o bien era un cenizo o un enemigo de las corbatas, tal vez un fabricante de pajaritas. No falta quien despreciándola, «desprecia en realidad un signo de civilización», como dijo Vargas Llosa. Las quinielas sobre ministros corren por los cenáculos que ahora son desayunáculos mientras los aspirantes a subsecretarías y pedreas varias planchan sus camisas, que no su vanidad. Iglesias no quiere ni pensar que lo estén engañando, mareando, diluyendo. Dejándolo compuesto sin cartera. Los tiene de corbata.

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