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Los partidos afilan ya sus armas para las europeas

Todos los grupos políticos afilan ya sus armas para las cruciales elecciones europeas de finales de mayo mientras los analistas pronostican una caída de los partidos tradicionales - socialdemócratas y populares-, un ascenso de los nacionalistas y una fragmentación creciente.

Si en 1999 el Partido Popular Europeo y los socialdemócratas sumaban en torno a dos tercios de los escaños del Parlamento de Estrasburgo, en 2014 llegaban aproximadamente a la mitad y en los próximos comicios esos dos grandes grupos, hasta ahora fundamentales para la estabilidad del continente, pueden quedar por debajo de ese nivel.

Ganarán escaños en cambio con toda seguridad los Verdes, una fuerza pro-europea de centro claramente en alza en Alemania, mientras que La République en Marche, el nuevo movimiento del presidente francés, Emmanuel Macron, entrará por vez primera en esa cámara.

Frente a ellos estarán los numerosos grupos nacionalistas y euroescépticos, que, según algunas proyecciones, podrían conquistar hasta 250 escaños de un Parlamento que, si se a produce antes el Brexit, quedaría reducido de 751 a 705 escaños.

De que salga Gran Bretaña o no de la UE dependerá en cualquier caso la fuerza final del grupo socialdemócrata en Estrasburgo ya que en el segundo caso ése se vería reforzado por los laboristas aunque aumentarían, por otro lado, con el UKIP británico, los euroescépticos.

El reciente triunfo en las elecciones españolas del PSOE de Pedro Sánchez puede ser en cualquier caso un acicate para partidos socialdemócratas como el alemán que quieren dejar atrás la mientras tanto desprestigiada Tercera Vía de Tony Blair y Gerhard Schroeder.

Los partidarios de una mayor integración política europea, a los que pretende liderar La République en Marche,y que podría alcanzar una veintena de escaños en Estrasburgo, aspiran a una cooperación en el Parlamento con los liberales integrados en el grupo ALDE (Liberales y Demócratas) sin descartar que terminaran sumándose a ellos un sector de los Populares Europeos.

Se trataría en ese caso de todos los descontentos con el hecho de que los Populares hayan decidido mantener en el grupo al Fidesz del jefe del ultranacionalista húngaro Viktor Orbán pese a mantener éste posiciones difícilmente compatibles con las libertades de un Estado de derecho.

El cabeza de lista de los Populares Europeos y candidato a sustituir a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea, el cristianosocial bávaro Manfred Weber, maniobró en efecto para congelar la expulsión del partido de Orbán de ese grupo, que exigían muchos, para no ver reducido su futura fuerza en el Parlamento.

A fin de contentar al partido de Orbán y a otros grupos ultranacionalistas de la Europa del Este, Weber incluso se ha manifestado últimamente en contra de la construcción del gasoducto germanorruso Nord Stream 2, defendido por Berlín, pero al que se opone también EEUU junto a polacos y bálticos, entre otros.

Una de las grandes incógnitas ante las próximas elecciones europeas es la fuerza que tendrán finalmente en el nuevo Parlamento los ultanacionalistas y euroescépticos en general: según algunas proyecciones podrían sumar hasta un 35 por ciento del total de escaños.

Pero igualmente importante es saber si lograrán actuar como grupo homogéneo ya que actualmente están muy fragmentados, y los ultranacionalistas de izquierdas prácticamente no tienen nada que ver con quienes se sitúan en el otro extremo del espectro político.

La derecha nacionalista aparece muy fragmentada: están, por ejemplo, los Conservadores y Reformistas, liderados por los tories británicos y el también gobernante PiS (Ley y Justicia) polaco.

Está también el ultranacionalista Nigel Farage, principal impulsor del Brexit, al frente de la Europa de la Libertad y la Democracia Directa, grupo al que antes pertenecía el movimiento italiano Cinco Estrellas.

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