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Me ahogo cuando respiro y mis pulmones pitan

La palabra asma deriva del griego jadear, que expresa una dificultad respiratoria.

¿En qué consiste el asma bronquial?

Supone la presencia de una inflamación crónica de la vía aérea, de los bronquios, que son los tubos que llevan el aire que entró por la nariz desde la tráquea al fondo de los pulmones, los alvéolos, así van renovando el aire de ellos y permiten que los glóbulos rojos que lleva la sangre, en contacto con los mismos se oxigenen, se carguen de oxígeno y a la vez se liberen del anhídrido carbónico que se produjo en los diferentes órganos del cuerpo, resultado de sus metabolismos.

Esta lesión origina inflamación de la pared bronquial, por edema, o porque algunas de sus células producen más secreciones mucosas. También en ocasiones contribuye el hecho de que las fibras de músculo liso de la pared del bronquio se contraen, se espasmodizan. A consecuencia de ello se producen sus manifestaciones. El aire se encuentra dificultades para entrar o salir de la vía aérea.Dar a conocer la enfermedad es el primer paso para alcanzar un diagnóstico correcto.

¿Cómo se expresa la enfermedad?

En general con dificultad al respirar, lo que llamamos disnea, con tos, opresión torácica, ruidos o pitos en el pecho, que llamamos sibilancias, y en ocasiones color amoratado en los labios, que llamamos cianosis, porque la sangre que les llega lo hace pobre en oxígeno a causa de la lesión bronquial.

La enfermedad afecta notablemente a la calidad de vida tanto de los pacientes y de su familia como de la sociedad, no es infrecuente que dañe la autoestima del niño afecto. En el adulto es detrás de la epoc la mayor causa de absentismo laboral.

¿Es muy frecuente?

Se estima que entre un 40% y el 80% de los niños tiene obstrucción bronquial al esfuerzo, y que padece asma del 3% al 7 % de los adultos en el mundo. Se estima que en España afecta a más de tres millones de personas y conforma un 2% del gasto sanitario. De esta cantidad, el 10% son niños de entre 6 y 7 años y el 9% adolescentes de entre 13 y 14 años3, siendo la patología infantil que más hospitalizaciones y más ausencias escolares provoca. La enfermedad sufre un infradiagnóstico del 50% de los pacientes y un mal control de los síntomas en entre un 60% y un 70% de los casos.

¿Qué la provoca?

A veces por estar expuestos a ambientes inadecuados, como puede ser al frío, la humedad o ciertos alérgenos. El humo del tabaco y los altos niveles de contaminación atmosférica han provocado un incremento de casos de alergia respiratoria en nuestro país. También aparece a veces tras un resfriado. En algunos casos hay antecedentes de alergia en la familia. De hecho, si es un asma alérgica existen varios genes que se asocian con ella. Entonces aparece en niños menores de tres años o en adultos de más de 35 años, y suele ser frecuente que se acompañe de urticaria, rinitis o eczemas. En algunos casos se ha asociado a la convivencia con padres fumadores, sobre todo la madre.

Se sospecha que puede facilitar la enfermedad el respirar aire de mala calidad, humo, o padecer enfermedades virales. También el uso de antibióticos que pueden modificar la flora normal del sujeto o el estrés psicológico, pero no hay pruebas definitivas de ello. Podemos dudar si la padecemos si nuestro resfriado dura más de10 días, si mantenemos una tos muy fastidiosa, habitualmente de noche, o que nos despierta.

¿Cómo evoluciona?

Puede hacerlo en forma de una crisis que dura horas, y que se autolimita sola, o de forma repetitiva. Entonces la llamamos asma intermitente o persistente, dependiendo de su frecuencia, duración de la crisis y grado de obstrucción de la vía aérea.

¿Cómo nos aseguramos de que la padecemos?

Debemos acudir al neumólogo, que analizará los datos de nuestra situación, especialmente en conocer qué ha provocado la crisis, y nos explorará. Puede que descubra que nuestro pulso está acelerado, (que tenemos taquicardia), aumento de la frecuencia respiratoria lo que llamamos taquipnea, o sudoración excesiva (diaforesis). Al percutir sobre el tórax el sonido será claro o resonante y al auscultarle apreciará ruidos en el pulmón, en forma de pitos que llamamos sibilancias. Luego nos realizarán una radiografía de tórax y medirá la fuerza que tenemos para hacer entrar y salir el aire de los pulmones, prueba que llamamos espirometría y que puede hacerse más compleja si se administra metacolina que provoca el cierre bronquial e imita a una crisis asmática. Seguramente se complementará con investigación de posibles alergias, niveles de IgE en la sangre, buscará si padecemos sinusitis o pólipos nasales, sensibilidad a la aspirina o ciertos antiinflamatorios. También debe descartar otras enfermedades con la que puede confundirse, por ej. disfunción de la glotis, bronquitis crónica, neumonía eosinofilica, vasculitis sistémicas con afectación pulmonar o tumores carcinoides.

¿Cómo se trata?

El tratamiento sintomático es muy diverso, puede ir desde la administración de oxígeno y adrenalina en situaciones complejas, a la administración de inhaladores, que suelen tener capacidad de broncodilatación y que son de muy diferente tipo, incluyen teofilina o glucocorticoides, que también pueden administrarse por vía oral.

Está en estudio la utilidad de utilizar fármacos que se usan para bajar el colesterol malo como las estatinas, y también administrar suplementos de aceites de pescado.

En todos los casos ayuda que el enfermo esté educado sobre su enfermedad, esté alerta en la aparición de sus manifestaciones, realice bien el tratamiento que le indiquen y acuda a los chequeos periódicos.

¿Cuál es su pronóstico?

Suele ser muy bueno, la enfermedad puede ser incluso evitable si actuamos sobre sus desencadenantes. Por otra parte, contamos con tratamientos eficaces, y muy diferentes según la forma de evolucionar que tenga la enfermedad.

¿Cómo evoluciona?

La enfermedad es muy variable en el tiempo, pudiendo cambiar mucho los síntomas del paciente a lo largo de los días y de los meses.

En las crisis leves, el manejo con planes de autocuidado o el ajuste del tratamiento por su médico de cabecera suelen ser suficientes. En ocasiones en que las crisis son más graves, se necesita de atención médica urgente, incluso muy ocasionalmente de ingreso hospitalario durante unos días.

Hoy en día, por suerte, es excepcional tener una crisis tan grave que requiera conectar al paciente a un ventilador para ayudarle a respirar y tener que ingresar en las Unidades de Cuidados Intensivos.

Afortunadamente la mortalidad por asma en nuestro país es muy muy baja, relacionándose en la mayoría de los casos con falta de un tratamiento adecuado.

Muchos famosos sufren de asma, entre ellos la actriz Diane Keaton, el nadador olímpico Mark Spitz, la cantante Liza Minelli, el director de cine Martin Scorsese y el modelo David Beckham. La enfermedad no les ha limitado en sus carreras profesionales.

* También firma este artículo José Sancho, neumólogo del Hospital Universitario de Sant Joan.

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