La orden de Hitler de invadir la Unión Soviética en junio de 1941 provocó la euforia de los falangistas españoles, muchos de los cuales acudieron a alistarse en la división que el gobierno de Franco decidió enviar en ayuda del ejército alemán para luchar contra los comunistas. Aquella 250.ª División de Infantería sería más conocida con el nombre de División Azul.

Entre el 24 de junio y el 2 de julio de 1941, se alistaron en España más de 18000 voluntarios, pero no todos fueron reclutados.

Los primeros voluntarios de la División Azul partieron hacia Rusia el 13 de julio. Entre ellos había un centenar de alicantinos. Todos los caballeros mutilados de la provincia (178) se habían presentado voluntarios, pero solo cinco fueron escogidos. En 1939, el gobierno franquista había creado el Cuerpo de Mutilados de Guerra por la Patria, en beneficio de quienes habían luchado en el bando vencedor de la Guerra Civil. Es de suponer que los cinco que fueron aceptados en la División Azul habían sufrido heridas o mutilaciones leves, si bien había uno que fue herido en ocho ocasiones (Información, 24-10-1941). Otro era un marroquí nacionalizado español, del que hablaremos más adelante.

Ayudas económicas

El Ayuntamiento de Alicante aprobó el 3-7-1941 que los funcionarios municipales que habían partido con la División Azul siguieran percibiendo sus salarios, no cubriendo las vacantes ni siquiera de forma transitoria, y entregarles mil pesetas en concepto de ayuda. En realidad, fue el Ministerio de Trabajo el que ordenó que todas las empresas satisficieran obligatoriamente el sueldo de su personal encuadrado en la División Azul, hasta que el 7-3-1943 se hizo cargo de ello el Instituto Nacional de Previsión, así como de los gastos de hospitalización de quienes volvían heridos o enfermos.

Durante las semanas previas a las navidades de 1941 y 1942 la Sección Femenina de la Falange se encargó de coordinar la cuestación de aguinaldos, en metálico o en especie, para ayudar a los divisionarios y sus familiares. En principio, los donativos podían hacerse personalmente en las sedes de la Sección Femenina (San Fernando 43, en Alicante) o bien entregándoselos a las camaradas que iban a los domicilios. Pero, comoquiera que muy pronto aparecieron pícaras visitadoras ajenas a la Falange, se dio aviso de que solo se recogerían los donativos en la sede. El ayuntamiento alicantino donó 5000 pesetas en noviembre de 1941.

Como en el resto del país, en Alicante se celebraron festivales, novilladas y partidos de fútbol en beneficio de la División Azul.

En julio de 1942, el gobierno alemán concedió pensiones a los españoles que quedaron inútiles en el frente (graduables en función del empleo, estado civil, número de hijos y gravedad) y de viudedad y orfandad para los familiares de los muertos.

En febrero de 1943, se convocó una oposición de maestros nacionales dedicada exclusivamente a los excombatientes de la División Azul.

Regresos y bajas

Según eran reemplazados en el frente del Este, fueron regresando los miembros alicantinos de la División Azul; algunos, muertos, como Jaime Galiana Garmilla, Vicente Bonastre García y José Cabrera Vicario (los funerales de los dos últimos se celebraron el 29-8-1942 en la casa-prisión de José Antonio); otros llegaban vivos y más o menos sanos.

Arribaban al puerto de San Sebastián y desde allí iban a Madrid, donde eran homenajeados por los jerarcas falangistas, luego marchaban cada uno a su lugar de origen. El 27-5-1942 llegó en tren a Alicante un grupo de excombatientes que, antes de su partida, habían pertenecido al Regimiento n.º 11 y a las milicias falangistas. Fueron recibidos por las autoridades locales y jefes del único partido autorizado en el régimen dictatorial. «Fueron agasajados, en el hotel Victoria, con un espléndido desayuno». El 26 de octubre, los cincuenta excombatientes fueron a pie hasta el monasterio de la Verónica para ofrendar las condecoraciones que habían recibido del gobierno alemán a la Santísima Faz. Después de cantarse un tedeum, las insignias de Medalla de Invierno en la campaña del Este 1941-1942 quedaron en el relicario.

Las muertes eran comunicadas a los familiares mediante cartas oficiales. Los cuerpos quedaban enterrados en cementerios rusos.

El 1-12-1942 se celebró en la colegiata de San Nicolás un solemne funeral por los alicantinos muertos en Rusia, organizado por el jefe provincial de la Falange. Este acto se repitió el 3-7-1943, en presencia de los gobernadores militar ( Rafael Santa Pau Ballester) y civil ( Luis González Vicén), el alcalde ( Román Bono Marín) y el cónsul de Italia, Luigi Corno Masserati, que ostentaba la representación del cuerpo consular y del ausente Joachim von Knobloch, cónsul alemán. Después del funeral se trasladaron todos a la jefatura provincial del Movimiento, donde se entregaron condecoraciones a los excombatientes presentes: sargentos Antonio Santana Gómez y Francisco Fernández Minero, soldados Nicolás Oliver Rameta, Joaquín Martínez de Velasco Gaona, Eduardo Rodes Sánchez, Claudio Pérez Ramos y Claudio Reig Botella, así como a los ausentes Juan Miranda Barberá, Francisco Jara García, Carlos Pacheco Baeza, Lorenzo Alted León, Eduardo Alted León, Pascual García Ferrer, Vicente Olmedo Abad, Julio Puig Abad, Dámaso Díaz Alonso, Pedro Román Monllor, Luis Castelló Gallud y Joaquín Sáez López. Este último estaba siendo procesado por atentado contra la autoridad, tal como veremos la próxima semana.

Mohamed o José

Mohamed ben Mohamed Ahmed nació en 1911 en el Rif. Durante la guerra que siguió al desastre de Annual quedó huérfano y con 12 años (1923) fue apresado por soldados de un regimiento español. El jefe de dicho regimiento se lo llevó consigo a Barcelona, donde tuvo varios oficios, aprendió a hablar correctamente español, francés e inglés y, aunque volvió varias veces a Marruecos, siempre cruzó de nuevo el Estrecho. Apadrinado por los condes del Valle de San Juan, fue bautizado con el nombre de José Palacios Andrés.

Se hallaba en el protectorado español de Marruecos cuando estalló la Guerra Civil española. Formó parte de las primeras fuerzas militares sublevadas que cruzaron el Estrecho y participó en la guerra durante los tres años que duró, primero en un tercio de regulares indígenas, luego en un batallón de ingenieros. Fue herido tres veces.

Terminada la Guerra Civil y casado por matrimonio católico con una española, vino a Alicante en busca de trabajo, pero no lo encontró. Como súbdito español, esperaba la concesión del título de caballero mutilado cuando se alistó a la División Azul. Fue de los primeros en partir hacia Rusia, y también de los primeros en regresar, herido.

En octubre de 1942, apenas repuesto de sus heridas, marchó de nuevo a Rusia en un nuevo reemplazo de la División Azul. Se despidió de sus jefes de la comisión inspectora provincial de la Falange diciendo que «mientras quede en Rusia un soldado español no puedo quedarme aquí». Tenía 31 años y seguía sin encontrar trabajo en Alicante.

Final

Tras la sustitución del germanófilo Ramón Serrano Súñer por Francisco Gómez-Jordana Sousa al frente del Ministerio de Asuntos Exteriores, el gobierno franquista ordenó el 12-10-1943 el regreso de la División Azul y su disolución. No todos volvieron, puesto que hubo alrededor de dos mil que se quedaron en el frente del Este, enrolados en otras unidades del ejército alemán.

Durante los 28 meses que duró oficialmente la misión de la División Azul en la Segunda Guerra Mundial, partieron hacia Rusia aproximadamente 47000 soldados españoles (y 146 enfermeras reclutadas por la Sección Femenina y encuadradas en el Cuerpo de Damas Auxiliares de Sanidad Militar). Murieron en el frente o como consecuencia de las heridas sufridas cerca de 5000, fueron heridos unos 8700 y cayeron prisioneros 372.

A lo largo de los meses que restaban de 1943 y durante los primeros del año siguiente continuaron regresando soldados de la División Azul, la mayoría heridos. Algunos de ellos fallecieron aquí como consecuencia de las heridas, como Estanislao García Camacho, teniente de infantería y secretario provincial de Información e Investigación de la Falange, que murió el 18-5-1944.

Los últimos prisioneros en Siberia no fueron repatriados hasta nueve años después del fin de la guerra. Eran 220 y arribaron al puerto de Barcelona, a bordo del barco griego «Semiramis», fletado por la Cruz Roja. Diez eran alicantinos: Enrique Giner Malhuenda, Julio Olalla Pomares y Adrián Amorós Herrero, de Elda; Manuel Sánchez Lozano y José Sáez Garrido, de Alicante; José Gil Alpañés, de Sax; Joaquín Poquet Guardiola, de Beniarbeig; Francisco Torregrosa Ortolá, de San Juan; Francisco Pellín Santacruz, de Novelda; y Miguel Climent Sebastiá, de Villajoyosa.

Excepto Amorós, que marchó a Palma de Mallorca, los otros nueve excombatientes fueron homenajeados a su llegada a Alicante el 6-4-1954.

En julio de 1955, el Ayuntamiento de Alicante puso el nombre de División Azul a la plaza que había en el centro del barrio de José Antonio.