Mirad por dónde, hoy me ha dado por una canción del grupo vallisoletano Celtas Cortos, «Cuéntame un cuento», para pergeñar una tribuna en la que, queridos «amiguicos», os voy a contar un par de «cosicas» para que saquéis conclusiones, corriendo, eso sí, el riego de que «el prota del cuento» me diga, una vez más, que estoy mal informado, aunque él sabe que, para según qué cosas, no suelo dar puntadas sin hilo, por lo que me volveré a tragar sapos y culebras antes de rebatir argumentos que no llevan a ninguna parte

¡Al lío! Érase una vez que, en la primavera de 2015, alguien de la Conselleria de Sanidad -tal vez, erigiéndose en defensor de causas perdidas- pensó que era momento de «coger el toro por los cuernos» y «solventar algunas anomalías» que, al parecer, se habían detectado en el Hospital de la Vega Baja. Y consideró oportuno enseñar la puerta de salida del centro a su director. Por tal motivo, y no sin la oposición de los «rescoldos» en un «pepe oriolano» tocado y hundido, se le planteó la nada desagradable tarea de «opositar a la alcaldía» de la Muy Noble. ¡Coño, lo que no quieras para ti no lo quieras para nadie, jodío!

Los «peperos oriolanos estaban más perdíos que un garbanso en la boca de un jubilao» y, según las encuestas, no se daba un duro por la candidatura «gaviotera» para asaltar -¡y recuperar, claro está!- el despacho principal de la casona del marquesado de Arneva -a saber, la Esquina del Pavo-, sobre todo por el poco carisma y nulo empuje de su cabeza de cartel, motivo éste por el que la dirección provincial «asulona» exigió que en «la lista» figurase una persona de reputada trayectoria -profesional y personal-, conocido, y reconocido, en el pueblo, incluso más que el propio candidato. ¡Según dicen, de aquellos polvos estos lodos!.

Según mi garganta profunda, convencer a Paco Sáez Sironi para entrar en aquella «pelea de gatos», aunque él siempre rehuyó reyertas que no condujeran a nada, sobre todo por su inapetencia a incorporarse a la cosa pública y porque, en aquel momento, dirigía una de las empresas más importantes que gestiona el Ciclo Integral del Agua en la provincia, no fue fácil, dado que «el candidato» Bascuñana no tragaba con la pretensión de la cúpula provincial «pepera» de contar con Sáez, ya que siempre se decantó por su fiel escudero -¡qué buen lacayo si tuviera buen señor!- Rafa Almagro. El PP oriolano, con Bascuñana al frente, y Sáez como número dos, ganó las elecciones, aunque sin los suficientes sillones como para formar gobierno, por lo que tuvo que bajarse del burro y pactar con los ciudadanos de mi «barriguero preferido», Joaninasi López-Bas, que, con sus tres escaños, ha marcado el paso durante cuatro años. Mosén Bascuñana, cual «enfant terrible» -niño malo, para los no iniciados en la lengua de Voltaire-, se saltó a la torera lo políticamente correcto y no nombró primer teniente de alcalde a su número dos, sino al tres, que no era otro que su amigo de juventud, y vecino, Rafa, ¡Y se vino arriba! ¡Mandó un órdago a los jefes provinciales!. Lo quería todo, alcaldía y Diputación, pero, ¡oh palmera, mi gozo en un pozo! ¡Hasta aquí hemos llegado, le dijeron! El «metge» se enrabietó y le puso la proa a quien, por Orihuela, ha ocupado la plaza por él deseada en el Palacio Provincial, que no era otro que Paco Sáez. ¡Y eso que son compañeros de Corporación! Pero no contento con eso también vetó la opción de que Sáez liderara una candidatura de integración a la presidencia del «pepe oriolano».

Si los servicios prestados por Rafa Almagro, dando la cara por «su jefe» y sacándole las castañas del fuego en más de una ocasión, son para tenerlos en cuenta, habría que enmarcar el hecho de que Paco Sáez no se cortó un pelo y se comió el marrón cuando hubo que salir a la palestra para zanjar un pleno en el que, a propuesta de los «sosiatas» de Caroline Grace, se quiso defenestrar a Emilio. ¡Ni quito ni pongo rey, sólo ayudo a mi señor! Prescindir de personas como Paco Sáez o Sofía Álvarez, dos concejales que se han movido bien, es un lujo que, sean del partido que sean, Orihuela no puede permitirse y que los «peperos oriolanos» pueden pagar caro. ¡En el PP oriolano ha habido bajas por la candidatura, y lo que te rondaré morena! ¡Colorín colorado, este cuento se ha acabado (por el momento)!