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Tiene que llover

Tembleque descomunal

Me sumerjo en los cara a cara que protagonizaron dos seres antagónicos como William F. Buckley y Gore Vidal durante las convenciones de los republicanos y los demócratas en el 68, que dieron lugar al género del debate hecho espectáculo. Al mes del asesinato de Luther King tras el de Bob Kennedy, los pensadores seleccionados, que no podían ni verse, ofrecieron sin embargo ante los pasmados televidentes un curso de cimentadores de ideas. En medio del caos al que se enfrentaba el país, el conservador Buckley vaticinó que la cuestión del orden público sería determinante y así fue. Aquellas elecciones resultaron las más parecidas a las últimas en las que Trump echó mano de la «mayoría silenciosa», término del que se apropió Nixon para alcanzar su objetivo. Ni que decir tiene que, desde entonces, el espectáculo se ha impuesto por goleada al fondo de armario, pero en fin, tampoco vamos a ponernos tiquismiquis.

De hecho un cliente del gimnasio le preguntó a otro por un amigo común y se oyó en todo el recinto: «He quedado con él para ir a ver a Abascal. ¿Te vienes?». Ignoro si iría pero los cinco mil enfervorizados escucharon de boca de aquel pedir la eliminación de las autonomías en un recinto que forma parte precisamente de uno de los emblemas alzados por la España descentralizada. Lo gentil no tiene por qué formar parte de los auténticos atributos.

Habrá que ver adónde ha ido a situarse en realidad el considerado voto oculto, ahora que estamos a punto de desenterrar aquello de lo que nos jactábamos que había quedado bajo tierra para los restos. Pues agárrense porque va a salir tan campante de las catacumbas y tiene en el patio temblando a unos por sus convicciones y a otros por la competencia que les ha salido en los que son carne de su carne. Los neurocientíficos se han apresurado a advertir que, para votar, las emociones procesan más rápido que los argumentos y especialistas de otras ramas han señalado que la «energía del futuro» no es otra que el sol. Ya. Pero como salga por Antequera...

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