El desayuno que organizó Foro Alicante el pasado jueves contó con la presencia de una persona excepcional, el abogado y expolítico Josep Antoni Duran i Lleida. Este caballero es una de esas raras avis que aún surcan nuestro panorama político, vestigios de una época en que quienes se dedicaban a este noble arte causaban la admiración de sus conciudadanos. De hecho, los que son como él deberían ser protegidos porque van camino de la extinción.

Duran i Lleida es una persona que tiene tanta información en su cabeza, capacidad de análisis y sensatez que no se puede por menos que darle la razón en casi todo lo que dice. Empezó por definirse como defensor de la Constitución y de la Transición, hoy denostada por quienes pretenden dinamitar nuestro sistema. Reconoció la situación de inestabilidad y fragilidad actual y señaló como responsable de la actual situación en Cataluña, que definió como el problema más serio de España, a la crisis económica que arrastramos desde 2007, madre del populismo y del independentismo. Dijo con preocupación que en Cataluña no hay solo dos facciones, los separatistas y los que están en contra de la independencia, sino tres, también los que están conformes con la situación actual. Admitió que es una mala solución para el independentismo que sea la Justicia la que haya tenido que encargarse del tema catalán, pero que ahora hay que dejarla actuar. Dijo que hay que evitar la segregación, que no se puede consentir, y que para que las aguas regresen a su cauce primero haría falta una reconciliación en Cataluña; y que hace falta un partido que asegure que el reto independentista no se va a repetir a la vuelta de otros quince años.

La altura de miras de este insigne político contrasta con el mediocre debate que se nos ofreció por parte de los cuatro principales líderes de los partidos que concurren a las elecciones mañana, a falta de Abascal, que fue el gran ausente y al que igual la Junta Electoral en el fondo hizo un favor al no permitir que asistiera. No hablo de razones jurídicas, dado que la decisión de la Junta era la correcta, sino estratégicas. Les digo la verdad, en el primer debate del día anterior en TVE todavía dieron un poco la talla, unos más y otros menos, ciertamente, pero el segundo fue infumable. De hecho, no fui capaz ni de terminarlo, estuvieron faltones, agresivos y aburridos. Y eché muchísimo de menos al menos a una mujer entre los cuatro candidatos, que se les llena a todos la boca al hablar de igualdad, pero a la hora de la verdad seguimos en las mismas.