Todos los ilicitanos sabemos qué es el Proyecto Víbora: las pinturas murales sobre el lecho del río Vinalopó a su paso por Elche (2.700 m. de largo por 6 de ancho). Una intervención artística y urbana de carácter efímero con pretensiones de renovación cada cierto tiempo. A destacar los tres preciosos documentales que se hicieron en la última actuación, con centenares de personas trabajando al unísono, y que dejan a la ciudad, allá donde los mostramos, en un lugar destacado en el arte contemporáneo, de prácticas relacionales y colaborativas. El primer Víbora se llevó a cabo en el año 1991 y el segundo en 2014. Por aquellos días de la última intervención, en una comidita en el bar Paquito del Raval, con artistas de los dos proyectos, convinimos que el «veinte- veinte» (año 2020) podía ser una fecha bonita para acometer el «Proyecto Víbora III» (seis años después del anterior). Guardo la servilleta en que firmamos todos.

Esa fecha del «veinte-veinte» para renovar las pinturas del río se ha divulgado por los distintos medios de comunicación y ha calado hasta el punto de que cuando los artistas participantes nos encontramos por la calle siempre nos saludamos de la siguiente manera: «ya falta menos». Pero la verdad es que la pintura está resistiendo muy bien y casi da lástima volver a actuar tan pronto. Es fascinante ese misterio que adoptan las formas y los motivos por el desgaste del sol y de las riadas. Por otro lado, en el 2021 se cumplirán los 30 años del primer Víbora, otra fecha interesante para que nuestra serpiente cambie la piel y de paso le hagamos algún homenaje. Un catálogo conmemorativo estaría bien.

Lo que si podríamos ir concretando ya son los patrocinadores que vamos a tener disponibles en esta tercera edición. Pues todos conocemos la historia: en el primer Víbora de 1991 los pigmentos, colas y demás materiales los pusieron las empresas Bayer y Comercial Química Saura, S.A. Los hermanos Pepe y Ramón, de Pintures El Peix, fabricaron desinteresadamente toda la pintura que se necesitó. Muy bien. En el segundo Víbora de 2014, después de muchas esperas por parte de unos y otros, al final nos encontramos sin ningún patrocinador. Por lo que el Ayuntamiento de Elche tuvo que cargar con todos los gastos. Que siempre agradeceremos y guardaremos en el recuerdo, pero no era eso lo deseado. Desde un principio, los colectivos «Esbart Zero?», de Elche y «Kunst for Livet», de Dinamarca, concebimos el Proyecto Víbora como un regalo de todos los creadores a la ciudad. Los artistas pondríamos nuestra «magia» y los empresarios la «pasta». La ciudadanía colaboraría en lo posible para hacernos más llevadero los trabajos en esa zanja-horno en la que se nos ocurría meternos en pleno agosto.

En otro orden de cosas, también existe el pensamiento ecologista de que los componentes de la pintura, disueltos o arrastrados por las riadas, podrían ser perjudiciales para los melones del campo o los mújoles de El Hondo. Algo que deberíamos despejar cuanto antes y para siempre. Pues si bien los químicos están fabricando la pintura «a medida», para que no haya toxicidad alguna, tampoco estaría de más contar con algún aval de peso que nos tranquilice a todos. Se nos ocurre dirigirnos a los departamentos de investigación de la Universidad Miguel Hernández, por ejemplo. Cualquier ocurrencia sobre estos temas será bienvenida y nos ayudará a la resolución de estos primeros pasos fundamentales.

Vamos bien de tiempo, pero tan pronto pasen las próximas elecciones municipales de mayo podríamos reunirnos alrededor de unos calamares y compartir las inspiraciones que nos hayan ido surgiendo. ¡Ánimo! Continuará?