A las puertas de una importante cita electoral que va a marcar el rumbo de los próximos años, ¿han oído ustedes hablar de Ciencia? En los debates y entrevistas con los líderes políticos en prime time, ¿se incluye algún bloque de preguntas relacionadas con el compromiso de nuestros políticos con la Ciencia? En cambio, la Economía, Cataluña, la lengua o la bandera llenan páginas de los diarios y minutos de televisión y radio. Lamento llegar a la conclusión que la Ciencia no interesa y no es una prioridad en campaña electoral.

¿Se imaginan un candidato cuyas prioridades de gobierno fueran combatir el cáncer, aumentar la inversión en Ciencia o duplicar el número de vocaciones científicas? En un país en el que, de cada tres habitantes, uno tiene posibilidades de padecer cáncer, en un mundo en el que la Ciencia permite detectar y resolver los problemas que facilitan la vida de las personas, en un país en el que, a pesar de la alta tasa de desempleo, 130.000 perfiles profesionales se quedan sin cubrir, y se nos avisa de que no estamos preparados profesionalmente para hacer frente a la cuarta revolución industrial, ¿les parecen descabelladas estas prioridades?

Se nos ha hecho creer que los recortes en Ciencia estuvieron motivados por la crisis económica; la crisis también afectó a otros países que sí han aumentado su inversión en Ciencia; es el caso de Francia, Reino Unido, Alemania e incluso Italia. España no lo ha hecho durante los años de gobierno del PP, y aunque hemos aumentado un poco en este último año, falta un compromiso político más firme. La política científica es ideología, como no puede ser de otro modo. Si la economía española está creciendo, ¿por qué no escuchamos la necesidad de invertir en Ciencia con la misma vehemencia que se sostiene la ¡necesaria unidad de España!, aunque estemos a la cola en inversión en I+D+i? Populismo es desviar la atención sobre las necesidades reales de las personas y elucubrar sobre otras que nos permitan alcanzar el poder. Eso es lo que está haciendo el bloque de la derecha, compitiendo entre ella acerca de un discurso identitario falaz, visceral que distorsiona el verdadero papel que debería tener la política y genera confusión en el electorado.

Estas reivindicaciones no son sólo mías; esta semana se ha presentado en Valencia la Fundación Gadea, una fundación que reúne a más de 200 científicos y científicas españolas de primer nivel. Esta fundación quiere ser un lobby que exija y defienda una mayor inversión en Ciencia y un necesario trabajo conjunto por una Ciencia a favor de la ciudadanía. Destaco algunos de los compromisos que deberían tener quienes aspiran a gobernar, solicitando la confianza para quienes han demostrado una voluntad de hacer de este país y de nuestra Comunidad un polo de innovación, talento y conocimiento con propuestas y políticas ya iniciadas.

Necesitamos poner la Ciencia en la agenda política y aumentar su prestigio social como derecho y servicio público imprescindible. Es necesario empoderar el discurso científico y alinearlo con las necesidades de la ciudadanía, porque el conocimiento repercute no sólo en el bienestar de las personas, sino que incide positivamente en la economía. Un país más rico y más competitivo es aquel que genera conocimiento y talento. ¿Por qué no convertir a los y las científicas en los futuros influencers? Es una tarea que nos incumbe como sociedad, aunque de manera especial a los responsables políticos. Les voy a poner un ejemplo de lo que realmente importa: esta misma semana, en la noche del pasado martes a miércoles, el hospital de Bellvitge realizó siete trasplantes simultáneos de órganos con la implicación de treinta profesionales. Escuchando a la doctora que había coordinado el equipo, hizo referencia a la valía de los profesionales y a su entrega. Al margen del orgullo que siento como ciudadana del país con mayor número de donaciones, ¿saben la necesaria inversión en Ciencia e investigación que hay detrás de la noticia?

Necesitamos poner al frente de la gestión de la investigación a investigadores, científicos y personas que saben lo que tienen entre manos y que han hecho de su profesión una forma de vida, un servicio público cuyo objetivo es mejorar el mundo que nos rodea. Necesitamos un Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades que defienda y represente los intereses de la comunidad científica en igualdad jerárquica en el consejo de ministros del próximo Gobierno. Sólo el PSOE se ha comprometido a ello. Y necesitamos una conselleria equivalente como interlocutora en la Comunitat para asentar el programa de atracción de talento, así como la apuesta por la innovación y el conocimiento. Los proyectos de un centro de envejecimiento y del distrito digital para la próxima legislatura iniciados por el president Ximo Puig ofrecen perspectivas de futuro y desarrollo para Alicante. A estas horas, el debate electoral está en el aire. Es inaudito que sólo La Casa de Bertín Osborne haya sido la única pantalla para escuchar a los tres líderes de la derecha con ansias de una alianza de gobierno. Cuando les escuché invocar la unidad de España como el mayor problema y desafío al que se enfrenta mi país, me llevé las manos a la cabeza. La semana que viene votamos, hay que votar, y espero que la Ciencia salga reforzada con nuestros votos; nos va la vida en ello.