La llegada de las elecciones suele provocar un estallido de sondeos, encuestas y estudios de opinión que, en muchos casos, una vez celebradas demuestran que los resultados tenían poco que ver con las previsiones. El reciente ejemplo en Andalucía es el más evidente.

El descrédito y la pérdida de confianza hace que las entidades que se dedican a esto intenten protegerse por si sus cálculos fallan estrepitosamente, como está ocurriendo últimamente. De ahí viene que se nos diga que hasta el 41,6% de los electores no tiene decidido su voto. O que hasta un 25% lo decide en los últimos días o, incluso, camino de la urna. O que las posibilidades de cambio del voto sean más altas que en otras ocasiones. O unas horquillas tan amplias que valen para todo. Con tantas cautelas, la fiabilidad es escasa. Naturalmente, siempre es mejor que la antigua «bola de cristal», pero no sacralicemos sus resultados. Únase a ello que, ante la aparición de partidos como Vox, es muy posible contar con un voto oculto mayor que en otras ocasiones.

Cómo estará la cosa que hasta el propio presidente del CIS, señor Tezanos, después de presentar su última macro-encuesta, ha declarado: «No acabo de ver que el PP haya caído tanto y Vox puede tener voto oculto». El primer escéptico de lo que dice el CIS es su propio presidente.

Lo que sí parece evidente son algunas tendencias que aparecen en todas las encuestas: fuerte subida del PSOE, descalabro del PP y Podemos, frenazo a Ciudadanos y subidón de Vox. Y, por encima de todo, que no hay un bloque de mayoría absoluta asegurada para nadie.

En el caso de las elecciones autonómicas valencianas tampoco hay nada seguro. La mayoría absoluta para reeditar el «Botànic» depende de muy pocos escaños. Se confirma la subida del PSOE, con lo que Ximo Puig habría acertado de lleno con el adelanto electoral, ya que podría ganar 10 diputados más, llegando a 33 sobre los 23 actuales, según la encuesta de Información, aunque el CIS le da hasta 36. El problema es que Compromís puede perder escaños y, en el caso de Podemos sufrir una importante baja, según todos los sondeos, mientras la irrupción de Vox en Les Corts compensa la bajada del PP. Síntomas preocupantes en todo caso y que suponen una posible mayoría absoluta muy endeble. El caso de Andalucía sobrevuela Les Corts Valencianes y máxime si Podemos no llegara al 5%.

La encuesta que publicó Información demuestra que la provincia de Alicante sigue siendo un tema pendiente desde Valencia. Aquí es donde la gestión del actual Consell recibe menos apoyos. Y deberían hacerse autocrítica por ello sus responsables. En los 20 años de PP se privilegió a la ciudad de València sobre el resto de la Comunidad. Se esperaba que el actual Consell revertiera esa situación con más prontitud y no ha sido así.

El caso de Elx es sintomático. Somos el tercer municipio del País Valenciano. Nunca hemos recibido lo que sus habitantes se merecían. Antes se decía que al gobernar partidos distintos allí y aquí nos marginaban. Probablemente. Y durante estos cuatro años ¿qué?. Es poco justificable determinadas carencias. Algo más se podía haber hecho y, seguro, que la opinión y el voto estaría más decidido. En el tema de los barracones en Educación es difícil de entender que después de 4 años siga todo igual o peor. Entre otras promesas, lo del segundo centro de salud de Altabix se ha tirado 4 años. Igual que el segundo CEAM en El Plá. Tampoco las pedanías han recibido mucho y las quejas han aumentado en ellas.

Ha terminado la legislatura sin una nueva Ley del Palmeral mejor que la actual. Tampoco el Hort del Gat saldrá del abandono en el que se encuentra ni se ha visto compensación alguna por los terrenos de la Universidad. En la carretera de Santa Pola se ha terminado de desdoblar el tramo que les quedaba allí y en la parte de Elx nos han hecho más rotondas y nos han puesto un bordillo central para que se circule procesionalmente, como en Semana Santa. Del nuevo Conservatorio de Música sólo conservamos promesas. Mucha lentitud en casi todo. No se esperaban todas las soluciones, pero sí algunas más de las que se han hecho.

En lo que sí se ha ganado, a nivel de Comunidad, es en sacarnos de encima el estigma de la corrupción institucional que señoreó los mandatos del PP. Es importante y es mérito del actual Consell. La lucha por mejorar las políticas sociales, especialmente en educación, sanidad, bienestar, medio ambiente, igualdad, etc., deben concretarse más en la próxima legislatura y, para ello, parece lo más adecuado que ése objetivo permita un «Botànic II» muy mejorado respecto al actual.