La semana pasada, el país del sudeste asiático de Brunéi implementó duras leyes de la sharía. Algunas de ellos castigan el sexo entre hombres y el sexo entre mujeres con la muerte por lapidación.

Menos de 500.000 personas viven en el país de 6.000 kilómetros cuadrados en la isla de Borneo. Sin embargo, Brunéi es uno de los países más ricos del mundo debido a las abundantes reservas de petróleo y gas. El sultán Hassanal Bolkiah dirige el país como una monarquía absoluta. Él tiene la última palabra en todas las leyes de la nación. Cuenta con una riqueza personal de 20.000 millones de dólares. Su Agencia de Inversiones de Brunéi posee una cartera de 40.000 millones de dólares.

Brunéi fue un protectorado británico desde 1888 hasta la independencia en 1984. Todavía es parte de la Commonwealth y, lo que es más importante, Gran Bretaña continúa teniendo tropas allí. Es, por lo tanto, un punto de apoyo militar británico importante en Asia. Los vecinos más cercanos de Brunéi, Indonesia y Malasia, son dos de las naciones de mayoría musulmana más grandes del mundo y también han visto un retroceso en los derechos LGTB.

Brunéi implementó sus últimas leyes de la sharía (o islámica) la semana pasada. Estas leyes incluyen la muerte por lapidación para personas condenadas por «sodomía», azotes públicos para los condenados por abortos, adulterio o violación y la amputación de manos y pies por ladrones condenados.

La Organización de Naciones Unidas condenaron por «crueles e inhumanas» las leyes de Brunéi. El sultán ha defendido su «derecho soberano». Algunos argumentan que la disminución de las reservas de petróleo y gas ha obligado al sultán a apuntalar el apoyo como protector del Islam.

En su mayor parte, los bruneanos LGBTI sorprendentemente se mantienen muy tranquilos. Un hombre bisexual que vive en la capital de la nación esta semana dijo que estaba «confundido». Describió las leyes como «polarizantes» entre la población general. Él acusó a los líderes de «armar a la religión». Otro bruneano, llamado Jack, dijo: «No estamos contentos. No todos los bruneanos están contentos con esto». Dijo que se estaban gritando voces liberales.

¿Y qué podemos hacer? La Comunidad Internacional tenemos que seguir denunciando a aquellos países, públicamente, que no respeten a las personas LGTBI y sus derechos básicos humanos. Es una prioridad ética y moral.