Hablar de economía sumergida, y el consiguiente fraude fiscal, en nuestro municipio y en el entorno que lo rodea es todo un clásico. No es algo de ahora. El tipo de industria dominante, toda aquella ligada al calzado, lo facilita. La multiplicación de pequeñas fábricas, talleres y la posibilidad de los trabajos a domicilio es el germen perfecto para este tipo de actividad. Incluso ahora que el peso de la industria zapatera ha perdido fuerza, y está siendo sustituida por el de servicios, el problema no sólo no ha disminuido sino que, tal vez, haya aumentado.

El sector servicios, especialmente en el comercio y la hostelería, padece una situación laboral más propia de otras épocas que de ahora. Conseguir ser «mileurista» es casi un milagro. Los sueldos han retrocedido más de diez años y las condiciones de trabajo están peor todavía. No sólo, en muchos casos, se trabaja sin dar de alta sino que, en gran parte, se está por unas horas y el resto sin contrato. Y si hay que hacer horas extra, se hacen sin declarar y sin casi cobrar en muchos casos. Se abusa de la gente joven y no tan joven. Y, en la mayoría de los casos, estas condiciones se imponen por determinados empresarios: o se aceptan o no hay trabajo. La inmensa mayoría de los que quieren trabajar quieren hacerlo legalmente, pagando lo que tengan que pagar de impuestos pero, también, sabiendo que lo que ganen se declara y se cotiza.

Esta situación, que solo beneficia a aquellos que se aprovechan de ella, perjudica también al resto de empresas que sí cumplen con la normativa laboral, lo que supone una competencia desleal pero, especialmente, perjudica a los trabajadores afectados y una consecuencia de ello es lo que está pasando con el tema de las pensiones en Elx.

La semana pasada hablé en esta sección del futuro poco claro de las pensiones y recordaba las cantidades que se cobraban de media en la provincia de Alicante, que están por debajo de la media estatal. Ahora se ha podido conocer, gracias a una iniciativa parlamentaria, los datos de pensiones a nivel local al 1-10-2018, y la situación, en Elx, empeora las previsiones.

Según la Seguridad Social, a ésas fechas en Elx habían 39.322 pensiones contributivas en total, con una pensión media de 785 euros al mes. A esas fechas, la pensión media en la provincia de Alicante estaba en 836 euros/mes. O sea que si Alicante está por debajo de la media estatal, nosotros estamos por debajo de la media provincial. Y si analizamos las pensiones de Jubilación, las más altas del sistema, la cosa empeora. En Elx había 24.969 pensiones, con una pensión media de 885 euros/mes mientras que la media provincial está en 950 euros/mes. Pero si nos comparamos con los jubilados de Alicante capital la cosa se pone aún más fea. Allí hay 36.129 pensiones de jubilación, con una media de 1.175 euros/mes. Casi 300 euros mensuales más que en Elx. Un dineral. ¿Cómo es posible tamaña diferencia?. Se supone que trabajar se habrá trabajado más o menos igual en ambas ciudades. Seguramente porque aquí habrá habido más períodos en los que se no se ha estado dado de alta, por culpa de ésa economía sumergida que tanto daño hace, o por el tipo de contratación o por los bajos salarios. Recuérdese la problemática de las aparadoras en Elx. Y, por si faltara algo, la realidad actual es que más de la mitad de los parados ilicitanos inscritos no cobran ninguna prestación ni están cotizando nada con lo que su futura pensión, si llegan a cobrarla, dará miedo.

Detrás de estas cifras hay personas, y otras muchas dependen de ellas. Con pensiones así es muy difícil vivir. Hay que buscar soluciones rápidas y sostenibles y la lucha contra la economía sumergida y el fraude fiscal es una de ellas. Se habla mucho de Cataluña y ahora hasta de Otegi y de lo que dice para darse importancia. Pero poco de lo sustancial. Aprovéchese el inicio de la campaña para obligar a los partidos que se presentan a aportar soluciones a esta problemática de las pensiones. De lo contrario esto irá a peor. Recuérdese que, si no cambia la cosa, no hay subida del IPC aprobada para 2020.

Y, por mucho que se diga, la situación económica en Elx deja bastante que desear. Es evidente la escasa capacidad de gasto en muchos hogares. El comercio es un indicador de la crisis. Los cierres son continuos y no sólo en la Corredora, que parecen los más llamativos. Perdemos visibilidad y se nos niegan inversiones en infraestructuras que nos son necesarias y que podrían estimular la creación de más puestos de trabajo. Desde Valencia y Madrid recibimos muchas promesas, pero pocas realidades y Elx va quedándose atrás y las pensiones que aquí se cobran, peores que en otros sitios, es sólo una muestra más de la situación.