No hace mucho me asusté, y mucho, por el estado en el que parece encontrarse el santuario de la patrona. Y me asusté porque pensé que la alcaldesa Honoraria a Perpetuidad (nombrada en 1920) estaba poco menos que «secuestrada o encarcelada». Secuestrada porque, supuestamente, no se la podía visitar y encarcelada porque si se la quería ver tenía que ser a través del ventanuco con barrotes que hay en la puerta de su casa, que, en ese supuesto, se habría convertido en una especie de centro penitenciario en el que ni tan siquiera existiría la posibilidad de mantener un encuentro bis a bis. ¡El caso es que, sea por fas o por nefas -por unas cosas u otras, para los no iniciados en la terminología del Derecho Romano-, los oriolanos no podían estar con su patrona, la Virgen de Monserrate! Yo no es que sea muy de misas ni rezos -perdonadme José Luis ( Satorre) y José Antonio (Gea)-, pero, mientras que no se diga lo contrario, hablamos de un templo abierto al culto, al que acuden multitud de gentes para cobijarse bajo el manto protector de la Señora, a la que -todavía no entiendo el motivo- parece que se ningunea, como lo demuestra el hecho de que, incluso en su día -8 de septiembre-, su exaltación se limite a una procesión, mientras que en otras poblaciones cercanas -por ejemplo Cox ( Nuestra Señora del Carmen), Elche (la Virgen de la Asunción), Santa Pola ( Nuestra Señora de Loreto) o Torrevieja (la Inmaculada), por citar algunas, el día grande gira entorno a su patrona. En Orihuela no, ¡y eso que mi amigo Fernando Martí se sacó de la chistera -cual mago Juan Tamariz- una fiesta, con reinas y damas incluidas, para tratar de dar brillantez al desfile procesional con «la moreneta» (con permiso de los castellano parlantes) por las calles de Oleza, mientras que con su Hijo - Nuestro Padre Jesús, patrón de la ciudad- nos volcamos!

Desde la cofradía que cuida no sólo de la patrona sino de su santuario -abrirlo, cerrarlo, limpiarlo, cambiar bombillas, enseñarlo a visitantes, etc?- se me asegura que esto no es del todo así, aunque se anda un tanto limitados por la escasez de recursos económicos con los que pagar a un conserje que se encargue de estos menesteres. ¡Maldito parné! La subvención municipal -6.000 euros anuales- apenas llega y se estira de tal forma que se destina a multitud de cosas que posibilitan que los fieles puedan estar con «su Reina» en un santuario que sufre una plaga de termitas -sobre todo el retablo de la sacristía- y la dejadez del hombre. ¿Pasará como con la iglesia de San Agustín, que, siendo la más grande de Orihuela, está cerrada al público desde hace años y -sólo hay que fijarse en su campanario- amenaza ruina? ¿Quién dijo que, en el hermanamiento con Sacatecas (México), se asesoró al Ayuntamiento sobre la forma de plantear a la UNESCO la forma de conseguir la declaración como Patrimonio de la Humanidad? Según parece -y así se desprende de los documentales y pelis que he visto-, en México -uno de los países más peligrosos del mundo, con mayor índice de muertes violentas (asesinatos), tráfico de estupefacientes y violaciones de los derechos humanos- se tiene un gran respeto a las tradiciones, sobre todo a sus vírgenes, y más si se trata de las patronas de los pueblos, como Nuestra Señora de Guadalupe (12 de diciembre), que es el equivalente a nuestra Virgen del Pilar.

Y me pregunto, ahora que vamos de cara a la Semana Santa, semana grande de Orihuela, reconocida por nativos y visitantes, por propios y extraños, ¿qué pasaría si el Santuario de la Virgen de Monserrate no abriese sus puertas para acoger los pasos de las cofradías y hermandades que procesionan diariamente y que finalizan su recorrido en el templo mariano, de dónde salen el Viernes Santo para concluir sus estaciones de penitencia en el Museo? ¿A que se liaría la de Dios? ¡Pues que se líe para ver si así alguien se preocupa por la patrona y su santuario! Mientras tanto, la Virgen de Monserrate puede volver a estar secuestrada o encarcelada, como lo estuvo en 1936. ¡Por Dios Santo!