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Consulta Google con 30 minutos de antelación

Se protege a los empresarios del taxi para desproteger a los consumidores

Las autonomías legislan contra los VTC o Vehículos de Transporte con Conductor. Una de las formas de disuadir a los usuarios consiste en imponer una demora de quince o treinta minutos, entre la solicitud del servicio y su materialización. Con esta medida se protegen los intereses de los empresarios del taxi y se desprotege a los usuarios, a veces llamados ciudadanos. Los taxis no son las únicas víctimas de la economía digital.

La ferocidad borgiana de los motores de búsqueda ha sido letal para los vendedores de enciclopedias, omitiendo la lesión a los medios de comunicación para no pecar de corporativismo. Los responsables de estos sectores amenazados deberían paralizar las principales arterias de las ciudades y destrozar el mobiliario urbano, hasta conseguir que Google solo ofrezca el resultado de una consulta a la media hora de haberse efectuado. En una sociedad que mide la puntualidad en décimas de segundo, este retraso caritativo exasperaría al usuario y devolvería la vida a las industrias amenazadas. Un ciudadano le preguntaría a su teléfono móvil "¿Cuánto mide Pedro Sánchez?", por citar el interrogante más acuciante en Google. Y antes de que el motor respondiera con un tranquilizador "Es más alto que Rajoy", deberían transcurrir los treinta minutos de cortesía.

Si este incidente parece ficticio, al mismo tiempo que se sustancian las dilaciones a favor de los taxis, se debe únicamente al recurso a la violencia por parte de los taxistas. Puede hablarse de las regulaciones del miedo al vandalismo en respuesta a los VTC. Se dictan leyes brevísimas, únicamente como muestra de vasallaje a un sector con notable capacidad de movilización, y que ha superado con creces en salvajismo a las escenas más desatadas del procés. Uber y Cabify no son entidades beneméritas, en contra de lo que pretenden los estafadores de la economía colaborativa. Puede incluso que representen la misma ominosa perspectiva para el taxi que las grandes superficies para el pequeño comercio. O que Amazon para las librerías. Sin embargo, estas agresiones letales incluso en Estados Unidos se han normalizado sin la legorrea habitual, por la sencilla razón de que nadie imagina a un librero machadiano aporreando una marquesina de autobuses con un bate de béisbol.

La media hora de retraso en la contratación de un VTC constituye la primera iniciativa que pretende amortiguar el desenfreno de la concentración digital. No conseguirá su objetivo, porque los países individuales y Bruselas se pronunciarán a favor del bando con los abogados más caros.

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