Final áspero a una semana abrupta. Benja, sustituido hace siete días en Badalona cuando acababa de hacer un alarde de potencia entre tres rivales, estaba lesionado. Era la explicación de Planagumà a la pregunta que todo el herculanismo se hacía, máxime cuando el equipo se había despeñado sin remedio tras la salida del ariete del césped. Hubiera o no hubiera causalidad, ése ya es otro tema. El caso es que Benja salió el lunes del Rico Pérez con buen gesto, asegurando en petit y gran comité que estaba «bien» y que, no obstante, iba a realizarse unas pruebas en el sóleo.
El club publicó el parte de lesión en la tarde del martes: «Los servicios médicos del Hércules le han diagnosticado una microrrotura en el sóleo. Pendiente de evolución». La nota, aséptica, se hizo patente en los siguientes entrenamientos, en los que Benja se ejercitó a menor ritmo que sus compañeros. Planagumà, en la rueda de prensa previa, no descartó al futbolista y aseguró que estaba realizando «trabajo de adaptación al margen del grupo». Ayer no sólo fue titular, sino que aguantó los 90 minutos sin síntomas de dolor. Un misterio desvanecido con el pitido inicial y con la pronta expulsión de Zotko, que cambió un partido al que el Hércules había entrado con buen pie. Los alicantinos tenían por delante 80 minutos contra un equipo con un hombre menos. Nada más y nada menos.
El juego del Hércules se emborronó, haciendo honor a aquella célebre frase del fútbol en blanco y negro que patentó Helenio Herrrera. «Se juega mejor con 10 que con 11». El Lleida, no obstante, no fue un ciclón y quedó a merced de unos blanquiazules voluntariosos, a los que no se les puede discutir esfuerzo, pero sí precisión en los metros finales.
El partido tuvo de todo, amén de la expulsión. A los 23 minutos uno de los focos del Fondo Norte dejó de funcionar y el árbitro paró la contienda. Siete minutos de espera hasta que volvió a dar luz. Es imposible luchar contra los elementos, pero todos le tocan al Hércules. La desesperación y el cambio de Nani provocaron los primeros cánticos pidiendo el cese de Planagumà, que la Grada de Animación trató de aliviar. Aun así, ese empate con sabor a decepción eleva al Hércules al play-off. Lo dicho, todo una extravagancia.
