El pasado lunes, se publicaba en este diario un reportaje de Ana Fajardo en el que se decía que la UMH de Elx estaba interesada en utilizar, en régimen de concesión, el edificio que se construyó para albergue juvenil, en las cercanías de la Ciudad Deportiva de Altabix, con el fin de destinarlo a estudiantes propios o Erasmus.

Estaría bien que, por fin, un edificio que se construyó con 2,5 millones de euros de dinero público y se terminó en 2014, llevando 5 años cerrado y sin utilizar, pudiera ser destinado a una actividad pública relacionada con su objetivo inicial. Recuérdese que este proyecto se inició con Alejandro Soler en la Alcaldía, siguió con Mercedes Alonso y ahora, con Carlos González. El actual Ayuntamiento intentó su privatización y ni así salió la cosa.

A ver si, como se dice en el artículo citado, se puede resolver en lo que queda de mes y se evita así que continúe pendiente para la próxima Corporación, que ya sería de nota y no muy buena.

También sigue pendiente la posibilidad de que la Universidad adquiera las instalaciones del Aula de Cultura de la Fundación CAM en la Glorieta, para instalar allí unas dependencias que aporten prestigio y visibilidad a la UMH de Elx en el centro mismo de la ciudad. En este contexto hay que recordar la interesante entrevista que publicaba INFORMACIÓN, el pasado dos de febrero, con el exdecano de Medicina Justo Medrano y en la que éste se quejaba de que la Universidad vive de espaldas a Elx. No se ha producido esa integración ni, mucho menos, Esa vida universitaria fuera de las aulas que hubiera contribuido a darle a nuestra ciudad un nuevo enfoque cultural y social añadido al tradicional.

Es cierto que no toda la culpa es de la Universidad, aunque hay que reconocer los pocos esfuerzos que ésta, salvo honrosas excepciones, ha hecho para facilitar su integración en una ciudad que la recibió con los brazos abiertos y hasta pagó los terrenos para que se instalara, a pesar de lo poco frecuente que eso es.

Y es verdad que el Ayuntamiento podría haber hecho más esfuerzos para facilitar esa integración. La mayoría de ocasiones las relaciones entre ambos se han limitado a las estrictamente institucionales, poco más que las que se mantienen con asociaciones y colectivos de todo tipo en el municipio. Parecen dos mundos paralelos y con escasas conexiones entre sí, con evidente desaprovechamiento de recursos mutuos.

Debería servir el próximo cambio en el equipo rectoral de la Universidad y el nuevo Ayuntamiento que salga el 26 de mayo, para darle un giro radical a la relación y conseguir un marco de colaboración institucional y social provechoso para ambos. La UMH y, especialmente, Elx lo agradecerían muchísimo.

Y, hablando de la Universidad, una cuestión pendiente que debería resolverse tras las próximas elecciones autonómicas es la deuda pendiente con Elx, con motivo de la cesión de terrenos para la instalación de la misma.

Ximo Puig la tasó en 43 millones de euros y dijo que la Generalitat nos compensaría por ello. La primera medida que anunció fue la compra del antiguo edificio de Correos para instalar allí un Centro de Diseño del Calzado. No se ha vuelto a tener noticias de ello. Aunque dijo que sería la primera compensación a Elx por esa deuda, curiosamente especificó que el titular del inmueble sería la Generalitat. Extraña compensación. En todo caso, los partidos que se presentan a estas elecciones deberían asegurar a Elx que esa deuda histórica la solucionarán debidamente.

Y, mientras se resuelve, si se resuelve, el tema del Albergue Juvenil, ayer publicaba este diario que el Ayuntamiento advertía a la empresa adjudicataria del Instituto Tecnológico de la Palmera de que tenía que abrir dicho centro de inmediato. Hay que recordar que éste se construyó hace 7 años, costó 2,4 millones de euros del Plan «C» de la Generalitat y no ha funcionado nunca.

Se adjudicó a una empresa en junio de 2017 y, a pesar de que el pliego establece que, en el plazo de seis meses tendría que abrir o, de lo contrario, el Ayuntamiento crearía una comisión para su rescisión, han pasado 20 meses. Una flexibilidad administrativa insólita. Y en un tema tan sensible como el de la investigación sobre el palmeral, que era su cometido. Una tardanza inexplicable que, colectivos como Volem Palmerar siempre han criticado defendiendo, además, que su gestión debería ser pública.

El Albergue y el Instituto de la Palmera son dos herencias que recibió el actual equipo de gobierno. Pero 4 años después parece razonable esperar soluciones a los problemas y no volverlos a dejar, en otra herencia sin resolver, al nuevo Ayuntamiento que venga detrás.