El triunfo internacional tan precoz, con apenas 25 años, de Miquel Barceló (Mallorca,1957) y en general de cualquier ser humano, tiene mucho de incordio porque convierte su vida en un ejercicio de resurrección continua. Lo extraordinario de Barceló, que alcanzó un éxito temprano y amplio, consiste en que ni el anonimato emergente ni el triunfo súbito han logrado distraerle de lo que un artista debe ser y que, fundamentalmente, supone mantener esa pulsión creativa en ebullición hasta el final. Miquel Barceló ha demostrado esa tendencia a resurgir de sí mismo y sobre sí mismo. Esa capacidad la acredita en 2019 con cuatro importantísimas exposiciones antológicas, en Japón, en Italia, Bruselas y Málaga, donde se hará revisión de su trayectoria. Y desde luego, con su imponente reinado como el pintor español vivo más cotizado. Miquel Barceló vuelve a Madrid con una muestra individual en la Galería Elvira González y lo hace con todo su universo animal, su fauna de color y su relación con el ser humano. Su exposición consta de 29 obras, de las cuales 15 son lienzos, 12 obras sobre papel y dos cerámicas. Barceló lleva años practicando el buceo y afirma: "Pinto mis cuadros en el suelo y me sumerjo en ellos como en la apnea, entro y salgo, es lo que haces buceando, entrar y salir" . De ese entrar y salir del mar, nos regala su impresionante lienzo en el que representa un pulpo "Temor i tremolor", de 2018, de fantásticas dimensiones (244 x 244 x 12 cm). Hay más niveles de lectura en su reciente exposición, y una evidente presencia de quienes perecen en el Mediterráneo, muchos de ellos procedentes de Mali, país donde hace ya muchos años que tiene un estudio el artista y donde pasa largas temporadas. Una barca llena de seres humanos, otra vacía, un inquietante mar tormentoso. El mar como principio y fin, en una visión a la vez romántica y desoladora y que sobrecoge en el también gran formato "Hiperbolic". 2018 o "Cala Gran". 2018 La exposición incluye un catálogo que además de las obras expuestas recoge imágenes del diario que el artista elaboraba a medida que creaba las obras y allí nos explica el título de su exposición. "Vida de pulpo". Escribe que "llevaría vida de pulpo. De noche comiendo cangrejos y gambas y en las horas de sol, dentro de las barracas. No iría casi nunca a ciutat, ni a misa ni al mercado. No haría nada en todo el día, sólo observaría los caparazones de cangrejos peludos y tendría cuidado con las morenas" Como consecuencia de esta reflexión vital, Barceló no come ya pulpos ni los pesca. Bucea sólo para observarlos. Rudyard Kipling escribió "Si tratas a la victoria y a la derrota como unos impostores€hijo, serás un hombre". Ese es el vínculode Barceló con la doble cara del reconocimiento, a las que se enfrenta como imposturas por esa vocación radical de ser artista. "Vida de Pulpo" es una magistral lección de pintura y de vida.
