Como suele decirse, «me llena de orgullo y satisfacción» ver cómo cada día hay más personas implicadas en el movimiento feminista. Cada vez hay más reivindicaciones y movimientos que buscan despertar la conciencia de más gente.

Desgraciadamente se ha abierto un debate acerca de uno de estos actos reivindicativos, las actividades relacionadas con el 11F (Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia) y los proyectos de fomento de las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) para las mujeres. Hay gente que considera que estos actos vulneran la libre elección de las estudiantes.

En los institutos se fomentan multitud de cosas, animándoles a participar en actividades que se consideran beneficiosas para que luego ellos decidan, libremente, cuáles van con ellos y cuáles no.

No debemos confundir el fomento con el adoctrinamiento. Se anima a las que quieran estudiar ciencia a que lo hagan y las que tengan otras preferencias, por supuesto, harán lo que ellas quieran.

También hay gente que considera que, por fomentar estas carreras, estereotípicamente masculinas, se menosprecia al resto de carreras. Nada más lejos de la realidad, ¿o acaso si fomentamos la lectura estamos diciendo que la música no es una buena opción?

¿Por qué fomentar la ciencia y no otros ámbitos? Porque actualmente es uno de los sectores en los que hay más desigualdad. Muchas veces se nos olvida que, para conseguir igualdad, lo que debemos trabajar es la equidad y apoyar más al que más lo necesita.

Es importante alentar a aquellas que puedan estar interesadas en estudiar una carrera STEM. Y comprender que por dar apoyo a esas personas no se menosprecia las decisiones que tome el resto.

Hay estudios que demuestran que la gente considera que los hombres tienen mejores aptitudes para la ciencia y la tecnología, cuando esto no es así, de hecho, son las chicas las que suelen sacar mejores notas. Esas niñas sí necesitan actividades de fomento que les demuestren que es falso y, sobre todo, que si deciden que ese mundo les gusta hay un movimiento que las apoya en la aventura que supone embarcarse en un ámbito típicamente masculino.

No hace falta defender las carreras asociadas a las mujeres. Todas aquellas que quieran estudiar magisterio, enfermería... lo van a hacer sin ningún problema. Y lo harán gracias a movimientos similares a este que en su momento fomentaron que la mujer estudiase.

Lo que hace falta es que no haya carreras de mujeres, que se normalice que una mujer puede estudiar cualquier carrera. Mientras haya carreras de chicos y carreras de chicas podemos pensar que las estamos eligiendo libremente, pero la realidad es que el inconsciente nos está mermando esa libertad.

Si no hay referentes femeninos, inconscientemente asociaremos actitudes masculinas a las actitudes científicas. A los científicos se les considera personas inteligentes, razonables, trabajadoras... Acercar la mujer a la ciencia implica acercarla a todas esas consideraciones favoreciendo el feminismo en general.

Si digo que se percibe a los científicos como inteligentes, no estoy diciendo que los científicos sean más inteligentes que el resto, solo digo que así lo percibe la sociedad. Y eso no es un problema, o al menos no es grave, el problema es que se excluya a la mujer de este ámbito.

Asociamos llevar traje y corbata con ser profesional, una voz ronca con una persona seria (e incluso sabía). No es casualidad, es la consecuencia de que durante muchos años solo hayamos tenido referentes masculinos en el mundo laboral. Necesitamos acostumbrarnos a ver mujeres exitosas en este ámbito para que futuras generaciones no hagan esas asociaciones. No es baladí.

Se trata de alentar a las que quieran dedicarse a la ciencia. Si además colabora en la construcción de un mundo verdaderamente igualitario que permita a las futuras generaciones a elegir, elegir libremente de verdad, me parece que es un movimiento digno de aplaudir, no de criticar, pero como decía Salvador Dalí, lo importante no es que hablen bien o que hablen mal de mí, sino que hablen. Que esto salga a debate hace que haya más personas que reflexionen sobre el problema.