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Jorge Fauró

Primos de Rajoy

En España siempre hemos sido de no tomarnos muy en serio lo del cambio climático. Mal. Muy mal. Muy al contrario, nuestra clase política no ha contribuido mucho a alfabetizarnos respecto a esta cuestión. Subamos al Delorean y viajemos a octubre de 2007. Para el presidente del Gobierno de entonces, Mariano Rajoy, la máxima autoridad en la materia era su primo, catedrático de Física en la Universidad de Sevilla. Dentro Mariano: «Yo sé poco de este asunto, pero mi primo supongo que sabrá. Y entonces dijo: He traído aquí a diez de los más importantes científicos del mundo y ninguno me ha garantizado el tiempo que hará mañana en Sevilla. ¿Cómo alguien puede decir lo que va a pasar en el mundo dentro de 300 años?». Rectificó ocho años más tarde y aguantó otros tres más al mando del Consejo de Ministros.

Me he interesado por cuánto nos interesa a los españoles la degradación de la capa de ozono y me he dado cuenta de que todos llevamos un primo dentro. El último barómetro del CIS aúpa el paro, la clase política y la corrupción, por este orden, a los primeros puestos de entre los problemas que más preocupan a los españoles. Los asuntos medioambientales ni siquiera figuran entre los diez puestos de cabeza. Posiblemente, la contaminación y el cambio climático sí preocupen a los españoles, pero es probable que el segundo problema impida prestar atención a lo verdaderamente importante. Las enfermedades respiratorias constituyen ya la tercera causa de mortalidad en la provincia. Preguntémosle sobre esto a un político y acabará opinando sobre Cataluña.

Y esa es la cuestión.

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