Cada 28 de febrero el pueblo andaluz celebra su día y festeja el reconocimiento de su propia identidad. Andalucía ha sido por derecho propio una de las nacionalidades históricas que conforman nuestro país. Así, aunque los andaluces tomaron la decisión en 1980 de aprobar en referéndum iniciar el proceso para ser reconocidos como Autonomía, no es menos cierto que ya desde el pasado siglo XIX habían realizado varios intentos para ser reconocidos como tal. De este modo, en 1883 ya mostraron de forma clara, a través de una Constitución Federal, sus deseos de autogobierno. Sin embargo, habría que esperar a los primeros años del siglo XX para que fueran aprobados el himno y la bandera andaluza y, pocos años después, con la llegada de la II República, se llevara a cabo el intento más serio por sacar adelante su propio Estatuto, que este no pudo salir adelante por la llegada de la cruel Dictadura.

El pueblo andaluz ha sido siempre una comunidad rica en costumbres y cultura, cuya identidad tradicional va más allá de los numerosos estereotipos generados en torno a él. Su cultura y tradiciones están siempre tan arraigadas en quienes en esta tierra han nacido que, habitualmente, las llevan consigo como preciado legado allá donde van y establecen.

Rica y variada es la cultura popular que va desde los bailes tradicionales, hasta el flamenco y cante jondo. Pero a ello se unen la presencia en la escena nacional a lo largo de la historia de muchos andaluces universales que han destacado en diferentes áreas como la cultura, las artes o la política. Nombres como Manuel de Falla, Pablo Picasso, Emilio Castelar, Paco de Lucía o Antonio Machado, por citar a algunos. Especial mención merece este último, Antonio Machado, uno de los mejores poetas que ha dado la literatura española y a quien hace unos pocos días el propio Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recordaba junto a una amplia delegación franco-española, en el 80 aniversario de su muerte en el pueblo costero francés de Colliure.

Hoy es un día especial para mí, como ilicitano nacido aquí y a la vez hijo de andaluz, porque Elche ha sido lugar de acogida de muchos andaluces que, como nuestro propio padre, escogieron nuestra ciudad para iniciar una nueva vida, echando en esta fértil tierra, raíces que todavía hoy perduran con fuerza.

Actualmente podemos calcular que son cerca de 14.000 los andaluces que viven en nuestra ciudad, cifra a la que habría que añadir los hijos y nietos de quienes llegaron en primer lugar y que conforman, junto con la comunidad manchega, el núcleo de inmigrantes más importante de nuestra ciudad.

Sin duda, Elche los recibió con los brazos abiertos y les proporcionó trabajo y un lugar donde mirar al futuro. Así, se fueron estableciendo en barrios como San Antón, Carrús o el Toscar, lugares en los que todavía es fácil rastrear la impronta que dejan su especial acento o sus costumbres.

Fruto de la presencia de los andaluces llegados a Elche, nació en 1987 la Casa de Andalucía, impulsada por un entusiasta grupo de vecinos que deseaban preservar y difundir su cultura y costumbres, hoy presidida con acierto por un grupo de hombres y mujeres sabiamente encabezados por Carmen Serrano. Durante estos más de treinta años, la Casa de Andalucía y sus sucesivas directivas no sólo han trabajado denodadamente en la integración de la cultura andaluza en la ciudad, sino que además han celebrado numerosos actos lúdicos y tradicionales que nos han permitido acercarnos de una manera directa a su forma de entender la vida.

De este modo, cada año nos ofrecen la posibilidad de poder participar en la Romería del Rocío, las Cruces de Mayo o la Feria de Abril, actos que siempre cuentan con la participación de miles de ilicitanos que disfrutan de estas propuestas como si fueran suyas. Precisamente, hace tres años tuve el honor de poder participar en ellas como «Andaluz del año», reconocimiento que aún recuerdo con emoción y agradecimiento pues ahondaba en lo más profundo de mis propias raíces. Indudablemente, la aportación de la Casa de Andalucía hace de nuestra ciudad un lugar más rico y diverso.

Por todo ello, en un día como hoy, 28-F, tan importante para los miles de andaluces de Elche, y por ende para Elche, quiero destacar y agradecer no solo su contribución a ensanchar y enriquecer los límites de nuestra cultura, sino sobre todo su valiosa aportación a la construcción de la ciudad que hoy es la tercera de la Comunidad y la vigésima de España. Porque su talento, su trabajo, su pasión por todo aquello que aman han sido determinantes para que Elche hoy sea la gran ciudad que es.