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Benja: el peso de la púrpura y el equilibrio

Entrenador medido en sus palabras y muy protector del equilibrio y el «status quo» en el vestuario, el técnico del Hércules sorprendió ayer con su doble «zasca» al delantero Benja Martínez, último fichaje de relumbrón en el mercado invernal, y a su club de procedencia, el Elche, al que no llegó a citar. En una intervención que pareció premeditada, Lluís Planagumà sostiene que al ariete catalán, titular en su último partido como franjiverde ante el Oviedo, «le está costando adaptarse» a su nuevo club porque en Alicante la exigencia es mayor que en el Martínez Valero. «Aquí entrenamos como un equipo que quiere ser campeón y, a veces, en categorías superiores el contexto es distinto», añadió en referencia al Elche y a la carga de trabajo de los entrenamientos de Pacheta. Castigado año tras año por la falta de gol, entre otras carencias, el Hércules busca desesperadamente un delantero que le saque de sus miserias y ha echado el resto por Alfaro, Jona y Benja, este último tras la grave e inoportuna lesión de Emaná. El futbolista cedido por el Elche siempre fue una primera opción para el director deportivo Javier Portillo, pero Planagumà no quiere que su llegada eclipse a todos los demás -Chechu Flores, Carlos Martínez, Jona, Juli,...-, ni tampoco que el exceso de responsabilidad pueda bloquear a Benja en este tramo decisivo de la temporada. De modo que, más allá de quitarse responsabilidad en primera persona por el brillo de los refuerzos, el técnico blanquiazul pretende rebajar la euforia del entorno con la llegada del último «9», preservar la cohesión del grupo y llamar a las filas de la «tribu herculana» al propio Benja. El principio de humildad por encima del peso de la púrpura. Mientras, ni el Elche ni Pacheta han querido darse por aludidos. El técnico burgalés vive su mejor momento de la temporada a ocho puntos de la zona de descenso y mañana puede dar otro salto decisivo hacia la tranquilidad si gana en Lugo. Como se ha demostrado en la cesión de Benja, las relaciones son ahora muy cordiales entre ambos clubes -de Sepulcre a Ramírez, pasando por Cordero y Portillo- y nadie quiere que se enturbien ahora por unas palabras de Planagumà, que necesita en ataque un redentor, pero no tanto; que no quiere que se le altere el equilibrio porque, con frecuencia, lo mejor es enemigo de lo bueno.

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