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Música, crítica

Un paseo por el Romanticismo alemán

Dúo Cassadó

ADDA

Obras de J. Brahms, C. Schumann y R. Schumann.

Lo cierto es que la oferta musical de Alicante ciudad es increíble. En una sola semana hemos tenido, al menos, seis conciertos de calidad: desde Jordi Savall pasando por Leonskaja o el alicantino Ricardo Descalzo hasta el Dúo Cassadó. Estos últimos nos visitaron en la Sala de Cámara del ADDA con un programa dominado por Brahms y Schumann. Les tengo que confesar que con Robert Schumann en el programa ya me tienen vencido, ya que es tanto el amor que le tengo a su obra que me emociona, siempre que esté interpretado con la suficiente pasión y, así es inevitable en el autor de Zwickau, la necesaria dosis de riesgo. Y es que el señor Schumann siempre tiene en sus obras un pasaje que de una manera u otra resulta, si no intocable, sí de un riesgo muy alto. Por ejemplo, en la tercera de las 5 Stücke im Volkston Op. 102 hay un pasaje de dobles cuerdas que hace las delicias de los cellistas -a su sufrimiento, vamos- y que, sin embargo, el brillante violoncellista del Dúo Cassadó Damián Martínez Marco resolvió con seguridad y soltura. Pero vayamos al principio. Comenzó el concierto con la fantástica Sonata para cello y piano No. 1 Op. 38 en mi menor de Johannes Brahms en la que el dúo realizó una muestra de su ductilidad con un rubato controlado y un fraseo con la dosis justa de aire.

Pero, ante todo, llamó la atención su sonido pleno; en este aspecto hizo un gran trabajo la pianista canaria Marta Moll de Alba sabiendo graduar las dinámicas con tacto en los acordes plenos de un Brahms que requiere especial atención en este aspecto.

Continuó el concierto con las dos primeras de las tres Romanzas para violín y piano Op. 22 de Clara Schumann en su versión para cello y piano. Aunque nunca había oído esta versión -sí, en cambio, para oboe y piano- la bella obra de la compositora y pianista resultó muy convincente en esta combinación, ya que el tono cálido y humano que proyectó el señor Martínez potenció el lado íntimo de la obra de Clara Wieck, y no se echó en falta en ningún momento el timbre lírico y penetrante del violín. La segunda parte estuvo integrada por la obra del ya citado Robert Schumann en la que destacó el rico sentido rítmico con el que el dúo afrontó las obras y el persuasivo lirismo que transmitieron en un enfoque del Romanticismo alemán en el que primaba la libertad y sinceridad expresiva frente a cualquier cliché o convencionalismo interpretativo.

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