Las primeras señas del tintero de redes se hallan en los últimos años del siglo XIX, cuando la prensa comenta que para el primer domingo de agosto de 1894 se estaban preparando las instalaciones de «Tiro de Pichón de Torrevieja» en el lugar conocido como «El Tintero», haciéndose los preparativos necesarios para que la prueba reuniera las mejores condiciones.

El día 7 de se inauguró el tiro de pichón en la atalaya del tintero de redes con la asistencia de la «Banda de la Beneficencia de Murcia», viéndose muy concurrido. A las seis se efectuó el tiro pichón con mucha concurrencia, estando entre otros tiradores de alto postín los señores marqueses de Lacy (hijo), José de Madaira, Miguel Cremades y Francisco Franco. Los aficionados estuvieron de enhorabuena, y las palomas y pichones del más sentido pésame.

Sorprendente, atractiva resultó la fiesta de tiro de pichón en las instalaciones preparadas en Las Rocas en el tintero de redes: «El sitio en el que se instaló el campo de tiro fue el más pintoresco; las ciclópeas rocas, a cuyos pies rompían gigantes olas imponentes, para arroyar aquel valladar granítico, esculpiéndole su cabeza con salivazos de blanca espuma que en sus cuencas formaban diminutos lagos que el sol evaporaba, quedando después una mancha luciente de blanquecina sal». La instalación de tiro estuvo hecha con gusto exquisito y con lujo. Presenciaron el espectáculo una multitud inmensa: Torrevieja entera y todas las colonias veraniegas. Un verdadero éxito.

Al final del paseo «El Tintero», era uno de los dos lugares donde eran teñidas de rojo las artes de pesca de algodón y lino para que de esta forma soportaran mejor la faena y los embates de la mar, sin romperse por el desgaste, el roce y la sal del agua de mar, cuando todavía no eran de plástico y nilón. No muy lejos había otro tintero de redes, en la calle Gumersindo, en lo que hoy es la parte trasera de un conocido restaurante. Cuando aquel negocio derivado de la pesca se fue al traste, hubo quien se decidió montar un merendero o quiosco al que llamó Kiosco-Merendero «Las Rocas», aunque todo el mundo lo continuaba llamando «El Tintero».

En los años 30, se construyó un quiosco concebido para dar servicio durante la temporada estival, su inicial estructura era de madera, y que fueron proliferando: el del Caliche, el de José María, el de Tomás «el Homobono», etcétera. Las concesiones de unos y otros servían a algunas familias para completar sus rentas con un dinero estacional que nunca sobraba.

Pero el enclave de «El Tintero» es excepcional, con espléndidas vistas, muy cerca del chalet del obispo de Astorga -que todavía perdura- y enfrente el chalet del notario de Orihuela; en el mismo paseo de Las Rocas, en el actual edificio «La Paz», estaba la casa de Marqués de Arneva, gentes que con asiduidad visitaban este establecimiento en el que fue levantado con forma octogonal una singular edificación que servía a la vez de barra y cocina.

Aquella Torrevieja sin hormigón y ladrillo «a cara vista» un paseo con sus blancos bancos de diferentes formas encalados de los -por suerte- aún queda alguno- donde las parejas de novios se refugiaban para sus «festeos».

Varias generaciones han trabajado allí desde que eran niños. Hoy es la esencia de aquel tintero de redes. «¡Salpicón, pulpo frito, calamar a la romana, pulpo seco, capellanes, marrajo, jibia a la plancha, sardinas asadas, chirrete, hueva, 'bonitol' con habas?!» Y de beber? palomas, canarios y «cervesicas fresquicas», vino, gaseosa, refrescos?

Mi memoria me lleva al comienzo de los años 70, cuando en las tardes de verano íbamos la pandilla al «Tintero», tomábamos un refresco y danzábamos en la circular pista de baile de cemento, a los compases de las canciones que sonaban en una máquina de discos alimentada con monedas de 5 pesetas.

Apunten para su conservación, pero no disparen, perderíamos parte de nuestra historia, de nuestros recuerdos y de un lugar simbólico para muchos.