La subjetividad se circunscribe al ámbito personal, pero en ocasiones el sentimiento que nos depara un hecho o situación puede ser compartido, escapando así de la rígida acepción. Objetivamente no hay duda, datos, cifras, estadísticas, incluso la trayectoria de los jugadores que jugaron en aquellos años lo atestiguan, el mejor Hércules es el de la década prodigiosa presidida por Rico Pérez. Pero cada herculano tiene su equipo, su época, seguramente marcada por la edad y las vivencias que le hicieron sentir un especial apego por un Hércules en particular.

Hace unos días tuve la ocasión de charlar con José Juan, el canario que seducía al balón, el pequeño veterano que formó ala con un jovencísimo Ramón, ya figura en ciernes. Hablar con José Juan es un privilegio para cualquier herculano, pero más para quien lo admiró casi una década vistiendo la elástica blanquiazul. Unía a su técnica, facilidad para el gol, y, conforme pasaron los años mando en el vestuario y sentimiento herculano. Vinieron a la memoria nombres como Ferrer Strenge, bajo cuyo mandato ascendió el Hércules en 1966, con Bello de entrenador y jugadores de la talla de Arana, Ramón, Miche, Paqui, Bartolí, Bilbao, Toledo, Antoniet o el propio José Juan. Mi equipo es el de los años sesenta, aunque únicamente estuviera un año entre los mejores del balompié patrio. Campo de La Viña, estrenando focos, estrenando televisión en directo, compartiendo pasión con familia y amigos. Un retazo inolvidable de la historia del Hércules, en el que brilló con luz propia la figura agigantada del pequeño José Juan. Una especial subjetividad compartida.

La objetividad nos lleva a juzgar al actual Hércules como uno de los peores de la historia, pasamos de lo mejor a lo peor en el relato de las andanzas del club desde su fundación. Quizás solamente superado por el equipo de principios de este siglo XXI fatídico para el herculanismo. Seis temporadas consecutivas en la maldita segunda B firmó aquél, cinco lleva el de hoy. Ambos periodos bajo la batuta de Ortiz, ambos con directores de orquesta y músicos para olvidar, excepto en aquella campaña del 04-05 con un veterano Sergio Fernández, repudiado en mala hora, y un joven De las Cuevas, que debió ser de esta partida. Confiemos en que los de hoy no emulen con una sexta a los que inauguraron siglo, para ello bienvenido Benja y su capacidad goleadora de dos años atrás, y aclarar a Samuel: los rivales en esta categoría vienen intimidados per se, el resto es vuestro trabajo.