Si alguien interpretó en mi anterior tribuna, que la policía local sobreactuó en el affaire del Centro de Mayores con dura actitud, he de decir, por que es de justicia decir, que ésta demostró una exquisita educación y espíritu de servicio, pues instó, según he sabido después, a que la persona que actuaba en el baile bajara el sonido de su equipo y si éste no se pasaba de los decibelios permitidos se podía continuar el mismo. Si esto ocurrió así y la dirección del centro lo supo, el asunto sería distinto; si no es así alguien debería explicar que sabiendo desde una semana antes que el centro emitía más decibelios de los permitidos por la ordenanza municipal, debería al menos, digo yo, haber tomado «cartas en el asunto» y buscar la solución expuesta por la Policía Local antes de que fuese clausurado el evento social.

En este punto surgen otras consideraciones, que aún no ha aclarado nadie. Si el centro produce más ruido del permitido en la ordenanza municipal hay que recordar, por si alguien no lo sabe, que según consta en los archivos y hemerotecas de su inauguración el centro se adaptó al uso al que iba destinado y la responsable como alcaldesa promotora, Mónica Lorente, inauguradora del centro, indicó en el acto que el proyecto municipal lo hizo la arquitecto municipal, Elisa Montoro, y la obra de construcción, la empresa Jost SA que, como es lógico, si ya de inicio se sabían las actividades que iba a tener el Centro, estas se harían con todas las condiciones técnicas, incluidas las de insonorización y así ocurriría, o al menos nunca han sabido los usuarios desde su inauguración en octubre de 2010 de reclamaciones de nadie por ruidos excesivos. Pero en todo caso, si los hubiera, serían responsabilidad de los servicios municipales y/o de los funcionarios que no cumplieron con sus obligaciones para controlarlo, además y como detalle chusco, es conveniente que se sepa que en este centro de mayores, uno de los servicios que se siguen prestando es el de «escuela de baile», (con música claro) que funciona de lunes a jueves de seis a siete de la tarde y, sin embargo, este servicio no se ha visto alterado ni clausurado como el de los sábados y domingos. Según puntualizó el denunciante de este evento, lo que produjo su clausura en una reunión con sus convecinos, el excesivo ruido de la música en el baile molestaba a sus hijos para sus estudios, por lo que el que esto les dice, en aras de la justicia, si este vecino ha denunciado algo que no es permisivo en una comunidad, diré siempre: ¡que la ley se cumpla!, pero al mismo tiempo, también digo: Quien tenga la responsabilidad de haber actuado, con ligereza y menoscabo de los derechos de los ciudadanos, en este caso de los mayores, que pague por su ineptitud o se hagan responsables de esta injusta negligencia en perjuicio de los mayores del Centro de Mayores de Nuestra señora de Monserrate. Creo que la falta de información es sumamente perjudicial pues hace pensar que son otros los fines inconfesables que se esconden tras este atropello.