Gente con auriculares por el paseo del Postiguet. Sospechosa. La luz de un móvil que se ilumina entre la oscuridad de una sala de cine. Sospechosa. Desde hace décadas el Hércules convive codo con codo con la sociedad alicantina. A veces con más ímpetu, a veces con más apatía. Pero ahí sigue. Con todos los riesgos incandescentes. El herculanismo es más numeroso que los 7.000 valientes que van asiduamente al Rico Pérez. De verdad. Otra cosa es que el equipo haya dado últimamente razones para secundarlo en cada paso. En tiempos en los que internet no era ni siquiera un embrión, había un punto estratégico en Alicante durante los fines de semana. Algo así como un lugar de peregrinación obligada donde acudía todo aquel que quería saber cómo había quedado el Hércules (y el resto de equipos). El enclave, situado en la calle Duque de Zaragoza -entre el Teatro y la Rambla-, era la agencia de publicidad Diana, que gentilmente colocaba los resultados de la jornada en la fachada del edificio. A eso se le llama tradición. Pero apareció la tecnología. El teletexto, primero; los móviles, después. Y ya nadie pasea por la calle Duque de Zaragoza una tarde de domingo.
El Hércules sigue encadenando decepciones. Ayer volvió a desaprovechar una jornada redonda para regresar a unos puestos de ascenso de los que se apeó hace casi dos meses. Otra oportunidad de oro al limbo. Eso, por desgracia, también se está convirtiendo en tradición. Y eso que sobre el papel todo podía parecer inmejorable: si ganas al colista, vuelves a «play-off». No hay más cábala. Pero el Hércules apenas merodeó el área del modesto Teruel. El equipo de Planagumà se enroca con los rivales de abajo y el fulgurante inicio de Liga queda ya demasiado lejano.
El Hércules no puede dejar pasar la oportunidad en el grupo III más barato de los últimos cursos. Corre el riesgo de que muchos de sus fieles bajen los brazos. Que la apatía total oscurezca por completo tantos años de la mano. Corre el riesgo de que ya no haya más auriculares por el Postiguet o luces camufladas frente a una pantalla de cine. En la redacción de Deportes de INFORMACIÓN recibimos todos los domingos la llamada de un señor que pregunta cómo ha quedado el Hércules. Que nunca deje de llamarnos. Por tradición.
