Hay vestigios arqueológicos que prueban que hubo neandertales en Alcoy, Sax y Villena. Es posible que también vivieran en el territorio que hoy forma parte del municipio de Alicante, pero no hay testimonio alguno que lo demuestre.

Los primeros humanos que poblaron estas tierras comprendidas actualmente en el término municipal alicantino llegaron aquí en el Epipaleolítico o incluso a finales del Paleolítico Superior, según aseveran los restos arqueológicos hallados hasta ahora.

El Paleolítico Superior es el tercero y último de los periodos en que se divide el periodo Paleolítico, y se calcula que finalizó hace unos 12000 años. El Epipaleolítico es una etapa de transición en la Edad de Piedra, que duró hasta el año 6000 anterior a nuestra era; es decir, hace unos 8000 años.

Así pues, los primeros alicantinos de los que se tiene constancia se asentaron aquí hace entre 8000 y 12000 años.

No resulta difícil imaginarse cómo sería este territorio entonces. Naturalmente hay que hacer el esfuerzo de eliminar mentalmente todo cuanto fue construido o influido por nuestros antepasados durante los últimos 120 siglos. Geográficamente no debía de ser muy diferente de como es ahora, con los montes Benacantil y Tossal, la bahía entre los cabos de la Huerta y de Santa Pola, los manantiales de Fontcalent, de Fuensanta (en la ladera oeste del Tossal) y de la Goteta (a los pies de la Serra del Molinet)? La orilla del mar estaba más hacia el interior, con las olas bañando las actuales plazas del Ayuntamiento y de Gabriel Miró; y, por supuesto, la Albufereta era una laguna litoral, comunicada con el mar a través de una pequeña restinga.

La Cueva del Humo

La Cova del Fum o Cueva del Humo es el yacimiento arqueológico que en la actualidad ofrece las señales más antiguas de la ocupación humana en las tierras del término municipal alicantino.

Está situada en la ladera oeste de la sierra de Fontcalent, a unos 240 metros sobre el nivel del mar. Se entra en ella por una boca circular orientada a poniente, de unos dos metros y medio de ancho. Se trata de una pequeña cavidad de no más de 20 m², con una altura que no sobrepasa los tres metros y una profundidad máxima de seis metros. Tiene dos aberturas naturales en la roca a modo de ventanas y otra en el techo que hace las veces de claraboya.

Los dos jóvenes pastores que la descubrieron hacia 1884 hallaron en su interior una gran cantidad de huesos humanos, de los que no se han conservado ninguno.

En un nivel inferior del suelo de esta caverna (entre los 70 y 120 centímetros), debajo de lo que parece haber sido un lugar neolítico de ocupación o funerario, se han encontrado varias puntas de flecha y más de dos mil restos de material de sílex, que remontan la presencia de gente cazadora-recolectora hasta el Paleolítico Superior.

No sabemos si la ocupación de esta cueva fue ininterrumpida, pero lo cierto es que, como hemos dicho, encima de los restos de sílex y puntas de flecha datados en el Paleolítico Superior se hallaron huesos humanos de época neolítica.

El Neolítico es el último de los periodos en que se considera dividida la Edad de Piedra, caracterizado por sus innovaciones en el terreno de la técnica y de la organización económica y social. Durante este periodo se pulimentó la piedra, apareció la agricultura, la ganadería y la cerámica, y se levantaron los primeros poblados permanentes.

Las cuevas servían de refugio y para enterrar a diferentes individuos en un mismo lugar. En la Cueva del Humo de Fontcalent fueron inhumados, de manera sucesiva, los individuos probablemente más relevantes del colectivo que habitaba en los alrededores de la gruta durante el tercer milenio anterior a nuestra era. Los cráneos y mandíbulas que se hallaron en su interior formaban parte de una necrópolis en la que se han documentado fragmentos de cerámica que servirían para contener agua u ofrendas de tipo alimenticio, así como elementos de adorno y atuendo relacionados con la caza, que eran necesarios para encarar la vida de ultratumba.

No se ha encontrado el lugar donde habitaban las personas que usaban la Cueva del Humo como necrópolis hace 5000 años, pero seguramente ocupaban unas pocas y frágiles cabañas construidas en un llano próximo. Cultivarían cereales y leguminosas, cuidarían animales domésticos y cazarían.

Por el arte rupestre contemporáneo y más próximo, sabemos que los hombres vestían pantalones ajustados y abiertos en pico a la altura de los tobillos, lucían plumas en la cabeza probablemente sujetas con una cinta y brazaletes de piedra pulimentada en sus muñecas, y usaban como herramientas y armas el arco y la flecha, el hacha y la azuela. Uno de los elementos pulimentados destinados a la realización de rudimentarios trabajos de carpintería hallados en la Cueva del Humo está hecho con sillimanita, un silicato de aluminio que no se encuentra en tierras alicantinas, pero que sí proliferó en aquella época más al sur, en Andalucía. Ello hace pensar en un ocasional intercambio comercial con gente procedente de tierras meridionales.

Entre los adornos hallados en la Cueva del Humo hay un collar de forma bicónica, decorado por una serie de acanaladuras de disposición paralela, más de doscientas cuentas elaboradas sobre mármol y otras 1500 cuentas realizadas sobre piedras de tonos más oscuros, así como bastantes conchas de caracoles marinos perforadas, el fragmento de un brazalete de piedra pulimentada y una azuela de fibrolita, una variedad fibrosa de la sillimanita.

Pero entre los primeros humanos que ocuparon la Cueva del Humo hace unos 12000 años y quienes enterraban en ella a sus muertos hace 5000 años, hubo otras gentes que construyeron poblados en otros lugares situados en el actual término municipal de Alicante, tal como veremos la semana que viene.

Mi agradecimiento a Jorge A. Soler Díaz, conservador de Prehistoria del MARQ, profesor de la UA y autor de numerosos libros y artículos, como «La Cova del Fum».

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