r a pasar la tarde en el cine Maracaibo era una de mis aficiones favoritas. Podías ver dos películas por menos del precio que te cobraban en el resto de los cines por una sola. La llegada de los videoclubs fue un duro golpe para las salas de cine en general, pero mortal para los cines de barrio, que muchas veces programaban películas que al poco aparecían en los estantes de estos establecimientos. En los videoclubs, la experiencia de ver una película de video o DVD se iniciaba en el momento de alquilar la película al poder elegir entre un sinfín de opciones e incluso poder escuchar las sugerencias de auténticos eruditos del cine que se ocultaban tras los mostradores en algunos establecimientos. Los videoclubs fueron una industria próspera durante muchos años, pero cuando se multiplicaron los canales de televisión y la piratería, se inició el principio de su fin. Más allá de las quejas razonables contra la extensión de la piratería no hubo ninguna manifestación de propietarios de videoclubs cortando calles en las ciudades. Es más, hay que reconocer que la industria de los videoclubs hizo un esfuerzo imaginativo para sobrevivir, acortando el tiempo que pasaba desde que las películas se estrenaban en el cine hasta que se podían alquilar, incorporando tecnología como los cajeros de películas llamados video-bank con servicios de 24 horas, e incluso incorporando infinidad de modelos de pago incluyendo diferentes tarifas en función de las horas o tarifas planas. Pero a pesar de todo esto, era una lucha desigual y en la actualidad apenas quedan videoclubs en todo el país.

Los cambios que se producen en nuestro entorno son cada vez más rápidos y los modelos de negocio deben adaptarse a las nuevas circunstancias si no quieren desaparecer. Si miramos con cierta perspectiva, el mundo del taxi podía competir prácticamente en igualdad de condiciones con los famosos nuevos servicios de VTC (Uber o Cabify). Todos ellos son la forma más rápida para llegar dentro de la ciudad de puerta a puerta utilizando el transporte público. Todos utilizan coches que circulan por las mismas calles con idénticos problemas de tráfico, consumiendo el mismo combustible y de momento, conducidos por una persona.

Pero el mundo del taxi teme su desaparición o pérdidas importantes por la llegada de estos nuevos servicios de transporte. Su respuesta ha sido la queja en las calles, generando problemas importantes de circulación en varias ciudades. Podrían haber anticipado la competencia feroz si hubiesen estudiado mínimamente las peticiones de los usuarios del servicio. Es posible que las VTC sean notablemente más baratas ahora, sin duda esto responde a una estrategia de mercado para captar clientes que imagino que con el tiempo se adaptará. También, se habla mucho de los coches nuevos e impecables que conducen y del ofrecimiento de una botellita de agua a los clientes. Pero, a pesar de lo que muchos «taxi haters» en general, la calidad del servicio del taxi en España suele ser mucho más que aceptable en cuanto a las características del coche y la amabilidad y diligencia del taxista. Pero, para mí hay un aspecto que ha marcado la diferencia desde el primer día, dando una gran ventaja a las VTC, y es que te permiten gracias a las aplicaciones tecnológicas (apps y big data) que utilizan, conocer de manera sencilla con anterioridad a la contratación del servicio, el precio de este. Las diferentes tarifas y sobrecostes que aplican los taxistas actuales hacen que sea casi imposible conocer lo que te va a costar el desplazamiento. Me alegra ver que algunos taxistas empiezan a ver que este aspecto es muy importante para mantener el negocio, pero me entristece ver que han elegido a unos líderes poco competentes a la hora de organizar esta huelga. No solo han generado un cabreo notable en muchos de sus usuarios habituales, sino que realizar protestas en lugares inexplicables, justificar acciones violentas o insultar a ministros por su orientación sexual no parece la mejor estrategia.

En algunos lugares con gobiernos desnortados, como el de Cataluña, parece que han tenido cierto éxito a corto plazo, pero lo cierto es, que en general, han conseguido multiplicar el conocimiento y simpatía para su competencia. Además, la actitud del Gobierno central socialista ha sido un claro ejemplo de dejación de funciones delegando el asunto en las comunidades autónomas. Esto va a incrementar el caos y no va a contribuir a obtener una solución razonable y nacional del problema.

Para acabar y si me lo permiten, solo nos queda a los nostálgicos organizar una barricada en la avenida Maisonnave y pedir el cierre de Netflix para exigir la reapertura de los programas dobles del cine Maracaibo.