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Más que ayer

La mejor película. Si «El reino» -además de mejor actor y de mejor actor de reparto- tiene el mejor guión, el mejor montaje y está dirigida por el mejor director ¿no cae por su propio peso que, juntando todo, debe ser la mejor película? Pues no. «Campeones» le arrebata en la línea de meta el codiciado premio, bien sea por simpatía sincera, por los datos de espectadores, por mala conciencia, o porque es imposible que Javier Fesser te caiga mal y por lo tanto no votarlo. Fui a verla con un amigo, de mi mismo peso y altura, que fue lapidario: «Me he aburrido como una ostra, me ha parecido algo cursi, y no me ha hecho ninguna gracia. Pero va a arrasar en taquilla». Dicho y hecho. Pero de ahí a que sea la mejor película del año realizada en 2018?..Los designios de la Academia, a veces, además de inescrutables son contradictorios.

2.- Momento «Rosalía». Llegará el día en que nos empachemos de ella y la empecemos odiar con todas nuestras fuerzas como solo sabemos hacer en España, pero hasta que eso suceda disfrutemos de sus apariciones patrias antes de que se la lleven a Miami, a Broadway o a Los Ángeles. Porque tiene una manera de captar la atención que no es normal. Te hipnotiza, y de qué manera. No sé si es por el vestuario, o por esa carita de virgen de paso de semana santa, o por la juventud insolente de alguien que no quiere triunfar en España sino en el mundo entero. Pero seguramente será por ese chorro de voz suave y ronco a la vez, que guarda las esencias flamencas a la vez que las muestra y las saca, las mezcla y las multiplica.

3.-Los presentadores. Tras el descarrilamiento provocado por la pareja Sevilla-Reyes el año pasado, el matrimonio Abril-Buenafuente lo tenía algo más fácil. Cumplieron sin alharacas pero con solvencia. Más que ayer pero menos que mañana, de eso se trata. Vestidos para la ocasión y tras un titubeante monólogo inicial fueron de menos a más, llegando a quedarse de manera igualitariamente sexista en ropa interior para presentar el premio al mejor vestuario. El ritmo fue mejor que otras veces, y las actuaciones musicales tuvieron sentido. El tándem Berto-Broncano también estuvo gracioso, aupados por todo lo alto, presentando el premio a los mejores efectos especiales. Aunque la mejor frase se la llevó Máxim Huerta, al salir a presentar el premio al mejor Corto de Ficción: «No os preocupéis, que ya sabéis que soy breve».

4.- Los discursos. Ni regalando teles (se regalaban tres teles a los discursos más cortos, cortesía de uno de los patrocinadores de la gala) se consigue que los premiados aflojen con este tema. Ni un paso atrás es su lema, y ni musiquita que me pongan de fondo ni leches. Yo creo que hay que hacer un real decreto ley, o no hay manera. Por lo demás el presidente de la Academia Mariano Barroso (sí, el mismo que ha hecho la excelente serie «El día de mañana», en Movistar), aunque ayudado por el teleprompter, hizo un buen discurso. Y también lo hizo Arantxa Echevarría, directora de «Carmen y Lola», recomendando su película de gitanas lesbianas a los intolerantes.

Pero el premio gordo y los focos se lo llevó Jesús Vidal, el actor (no discapacitado, sino con capacidades distintas, como dijo Fesser) de «Campeones» que se llevó el premio a la mejor interpretación novel. Lo dio todo en un discurso de corazón, mezclando ternura, amor, humor, reivindicación y felicidad plena de verse en una como jamás había soñado, arrebatando al auditorio entero, diciendo «pero qué habéis hecho, al premiarme». Inclusión, visibilidad y diversidad, ea.

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