Según los escritos de José Montesinos Martínez de Orunbella, hacía finales del siglo XVIII y principios del XIX, dicen que en La Mata debió «de haber en tiempo de los Romanos alguna población de consideración, según, y como se infiere de los grandes vestigios que en ellos se ha encontrado, como son sepulcros con huesos humanos, pedazos de columnas» y las medallas, y piedras que otros historiadores apuntan. El presbítero Marcelo Miravete del Monte refiera varias veces en sus escritos que «en unas excavaciones que se hicieron a un quarto de legua de esta Parroquia en el año 1761, y las presenció, se encontraron 6 esqueletos de mujeres que debieron perecer en las hermosas ruinas de alguna antigua Población, estaban con brazaletes y collares de perlas; fueron hallados trozos de mármol bien trabajado; y 7 medallas de plata, entre ellas una de Galba, Emperador Romano que representa en su reverso una figura alegórica, con la palabra: Libertas».

En una especie de derroche mental, José Montesinos escribe, refiriéndose a Torrevieja, que en de su fundación de la población «y de su sitio hay pluma que alcance se antigüedad; lo constante es que tanto en su sitio, como en toda la contornada, habitaron los Griegos, o por lo menos los Romanos, antes y después de la Natividad del Salvador, según se refiere de los varios Documentos, hallados en su recinto, en prueba de su antigüedad, que se refiere el Padre Esplugues, como son sepulcros, cráneos, y huesos humanos, pedazos de columnas, medio de alabastro, dos medallas de plata que regalaron Andrés Martínez y Estevan Sol, labradores», que hallaron en un día, abriendo zanjas para un aljibe en su hacienda, año de 1643, al obispo de Orihuela; y tres piedras con caracteres o letras, que deban a entender ser de la época de los romanos. Se llegó a decir que la Torre Vieja estaba construida sobre cuatro arcos romanos.

Según comenta un periódico de la época, en enero de 1894, en la playa de Torrevieja se extrajeron del fondo del mar dos magníficas ánforas romanas, siendo remitidas al Museo Arqueológico de Madrid por el marqués de Cerralbo, pasando a admirarse en su casa de la calle Ventura Rodríguez, donde fueron admiradas junto con otras preciosidades arqueológicas.

A mediados de febrero de 1895 fueron dignos de estudio el singular hecho de sacar con frecuencia los pescadores de esta comarca marítima, envueltas en sus redes de pescar gran número de ánforas, y objetos de cerámica de tiempos remotos, obtenidos en determinados lugares, entre ellos Torrevieja. En dicho mes se extrajeron del mar en aguas de Tabarca varias ánforas de diferentes formas y gran número de vasijas especie de pateras con variados dibujos.

Si existió Torrevieja u otra población, sobre o cerca del terreno que sirve de base a la actual en otras épocas, es cosa que hasta la fecha no se tiene noticias ni fuente histórica fiable que lo acredite. Es probable que en tiempos de los romanos en la parte que era entonces, parece ser, orilla del mar y hoy es la parte norte de la laguna de Torrevieja, existiese conjunto de alquerías o alquería, pues muy cerca de esta zona sepultada, pero fácil de localizar pasaba alguna vía romana. En época no demasiado lejana, con motivo de la construcción de un aljibe en las proximidades de San Miguel llegó a encontrarse una casa soterrada, hallándose platos de arcilla encarnada -terrae sigilata-; amenazando las obras del aljibe los cimientos del edificio con un probable derrumbamiento, hubo, sin más expediente y a toda prisa, que rellenar las excavaciones efectuadas. También han aparecido vestigios romanos en las cercanías de Los Montesinos y también muy próximos a La Marquesa.

En lo que respecta a Torrevieja, en septiembre de 1958, en unas exploraciones subacuáticas dirigidas por José Salvador Cloquell, entre otros materiales fueron rescatadas del fondo del mar varias ánforas de distintas formas y tamaños, algunas de ellas en perfectas condiciones, así como un colmillo de elefante; pero el hallazgo más importante radicó en cepos de plomo que eran utilizados por los barcos.