Maurizio Viroli nació en 1952 en Forli, una pequeña ciudad italiana situada entre la Toscana y el mar Adriático. Se hizo doctor en el Instituto Universitario Europeo de Florencia con una tesis sobre Rousseau y luego completó su formación de investigador en Cambrigde, donde aprendió a leer los textos clásicos en su circunstancia histórica. Fue profesor en Princeton y en la actualidad da clases de comunicación política en la Universidad de Lugano. Ha desplegado una intensa actividad en la vida pública de su país como intelectual, columnista y asesor, siempre bajo la inspiración de las ideas políticas del republicanismo, a cuyo estudio y aplicación en la práctica ha entregado su trayectoria académica y personal. La obra de Viroli está a caballo entre la teoría y la historia política. Sus libros, escritos en italiano o en inglés, han alcanzado una amplia difusión en medio mundo. Entre ellos destacan La sonrisa de Maquiavelo, Republicanismo y De la política a la razón de Estado, que pueden leerse en español, y una edición inglesa de El príncipe, considerada canónica. Son ya textos de referencia en el republicanismo actual. Viroli ha rastreado desde Cicerón a Habermas el significado de los conceptos más queridos de la tradición republicana, libertad, buen gobierno, bien común, virtud cívica, y postula una versión original y vigorosa de esta corriente política, empezando con su lectura completamente opuesta al tópico de Maquiavelo, por quien siente auténtica fascinación. Cuando se habla del republicanismo, su nombre suele aparecer a continuación de los ya consagrados de Walzer, Petit y, en primer lugar, Quentin Skinner, del que recibió la influencia más decisiva. Aunque sus mejores libros han sido traducidos en las dos últimas décadas, con cierto retraso, y revistas especializadas han publicado en estos años algunos trabajos suyos, Viroli no ha llegado aún al gran público en España. El título que se presenta, Por amor a la patria, fue en 1997 su primer libro editado en español. Pero para nosotros el interés de este ensayo es mayor hoy que entonces, porque sin ser este el propósito que lo anima, como es lógico, ofrece un ángulo de visión desde el que se puede apreciar con claridad lo que está en juego en la coyuntura política del país, en particular la crisis catalana y las flaquezas de nuestra democracia. La intención de Viroli en el momento de concebir el libro era otra: alertar a la izquierda democrática de la necesidad urgente de enfrentarse en serio al nacionalismo tanto en el ámbito académico como en la esfera política. Hacía esta llamada tras comprobar que la retórica nacionalista estaba consiguiendo seducir a las bases sociales de la izquierda, lo que se reflejaba en los resultados de las elecciones, y que el esfuerzo de los intelectuales socialistas en levantar un patriotismo de izquierda capaz de hacer frente al nacionalismo estaba siendo nulo. Algunos opinan incluso que una parte de la izquierda, en España sin ir más lejos, se ha dejado abducir por el discurso nacionalista. Viroli entiende que la tarea debe comenzar por deshacer la confusión entre nacionalismo y patriotismo, que es habitual en los trabajos académicos y también en el lenguaje corriente. Por eso, en la segunda página se apresura a señalar una diferencia crucial entre ambos: "para los patriotas, el valor principal es la república y la forma de vida libre que ésta permite; para los nacionalistas, los valores primordiales son la unidad espiritual y cultural del pueblo". Admite que la historia de estas dos corrientes políticas forma una enredadera, y que han podido tener relaciones promiscuas, pero tras haber hecho una paciente disección de ambas, encarnadas en la obra de los grandes autores romanos, medievales, renacentistas, ilustrados, románticos y actuales, y depurar debidamente sus entrañas conceptuales, cree estar en condiciones de ofrecer una idea de la república como patria de la libertad que concite más apoyo que el nacionalismo. La conclusión de Viroli es clara: hace falta más patriotismo y menos nacionalismo. Sobran las apelaciones enfáticas a la homogeneidad cultural, religiosa y étnica, que pueden traer consecuencias nefastas, y conviene un compromiso inquebrantable con las leyes, las instituciones y la política del bien común. Viroli intenta insuflar pasión racional a su patriotismo, pero es consciente de que la idea de la república que defiende es abstracta y se pregunta si tendrá fuerza suficiente para contener el torbellino emocional del nacionalismo. Unas conversaciones que mantiene con Bobbio en el año 2000, publicadas como Diálogo en torno a la república, ahondan en esas dudas, que en Viroli, no obstante, apenas introducen un leve y pasajero escepticismo. Y de su teoría republicana nace su soberano amor a la patria. No podía resultar más oportuna la reedición de este libro para repasar el republicanismo en su máxima expresión, hablar de nuevo con Viroli y explorar una manera diferente de pensar el problema político que nos absorbe.
