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Juego de troles

Con López Otín, los envidiosos han detectado la gotera en un océano

En la jerga de internet, trol es el que publica mensajes con la intención de molestar y herir a los demás. El científico Carlos López Otín es una víctima de los troles y de la envidia, esa enfermedad lacerante que figura a la cabeza de los pecados nacionales. López Otín, uno de los investigadores de mayor proyección internacional de los últimos tiempos, está siendo cuestionado no por la comunidad científica a la que pertenece sino por una reducida versión revisionista que lo quiere desprestigiar y se empeña, por intereses ocultos, en detectar goteras en un océano de conocimiento.

Los fallos por los que le retiraron ocho trabajos publicados en la revista americana "Journal of Biological Chemistry" entre los años 2000 y 2007, según parece y sostiene el medio centenar de hombres de ciencia que ha respaldado a López Otín, no afectan de manera determinante a las conclusiones de sus investigaciones. Se produjeron en aspectos colaterales porque en esta vida nadie es infalible, y los científicos -como dice el propio catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Oviedo- "solemos ser extremadamente cuidadosos pero no perfectos".

No le dieron la oportunidad de corregir los pequeños errores, la posibilidad de desacreditarle era mucho más tentadora para los troles y los colegas envidiosos. Ovidio dejo escrito que la envidia es el más mezquino de los vicios y se arrastra por el suelo como una serpiente. Las serpientes abundan y la Sanidad no tiene respuesta para remediar depende qué genes. Como le oí a Escohotado, vete al médico y dile que has nacido envidioso y a ver cómo te cura.

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