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La estrategia es la clave

Las actividades que propone el sector turístico siguen gozando de muy buena salud, creciendo de manera ininterrumpida a nivel mundial durante los últimos ocho años, con una demanda sostenida de viajes a destinos en todas las regiones del mundo, incluida la firme recuperación experimentada por aquellos que se han enfrentado a retos de seguridad en los últimos años, y que en 2018 fue más evidente.

Entre los principales mercados y destinos a escala mundial, en 2017, España se convirtió en el segundo destino más visitado del mundo, después de Francia.

Tras unos años extraordinarios, con crecimientos anuales de dos dígitos, es verdad que apoyados en fuertes vientos de cola como consecuencia de la inseguridad percibida en algunos destinos competidores, especialmente en países del norte de África como Turquía, Túnez o Egipto, un cierto aletargamiento de destinos como Croacia, y muy apoyado por el turismo inglés, este verano pasado se ha empezado a producir una cierta desaceleración, especialmente del turismo procedente del Reino Unido, solo compensada en parte por el incremento del turismo nacional. Y con datos aún imprecisos, parece que en la Comunidad Valenciana (y en general en España) se podría estar produciendo un cambio de modelo, con un menor número de visitantes -al menos con un crecimiento más modesto en el número de turistas-, pero con mayor poder adquisitivo, incrementando la cuota de mercado en nuevos países emisores ante el más que probable descenso del turismo británico como consecuencia del Brexit, que empezamos a notar en la provincia este año en cuanto a reservas y ya comenzamos a ver el año pasado en inversiones.

En este contexto, con una coyuntura en la que la excelencia se ha convertido en la herramienta fundamental para posicionar a los destinos turísticos en una industria en la que la competencia es cada vez mayor, la estrategia, la visión a largo plazo, aparece como un elemento imprescindible sobre el que construir el éxito de las organizaciones, aún con las dificultades que incorpora un entorno tan dinámico como el que vivimos.

Tenemos que atrevernos a vislumbrar el futuro a tres-cinco años, con la capacidad de reorientar la organización en función de los movimientos estructurales que ocurran durante el periodo de planificación. Pero tener claras la visión y la misión de la compañía, así como las tácticas que faciliten la aproximación a aquella misión, es fundamental para avanzar con ciertas garantías porque, además, así nos convertimos en diseñadores del futuro, que nunca ocurre por casualidad, sino por la acción de las organizaciones, las investigaciones y las personas en determinadas direcciones.

No contribuir a diseñar ese futuro ni estar atentos a los movimientos subterráneos que terminarán emergiendo, es la mejor garantía de finalizar con una trayectoria que prometía ser apasionante.

Trabajar solo el día a día puede aportar éxitos puntuales, pero en cuanto un día no acertemos con la clave, se puede desmoronar toda la organización.

En esta línea se enmarca el reciente acuerdo entre el Ayuntamiento de Alicante y el Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas para desarrollar un plan sobre «Estrategia y Tácticas Turísticas en el horizonte 2022», presentado en Fitur 2019 por el alcalde de la ciudad, Luis Barcala.

El objetivo: posicionar a la ciudad como una referencia imprescindible en cuanto a destino turístico sostenible, amigable, hospitalario, con una focalización clara en el turismo de calidad, compatible con el desarrollo socioeconómico de la ciudad. Sin duda un reto, pero un reto imprescindible.

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