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La cuestión del tamaño

Si la comparamos con provincias vecinas o con áreas de su mismo perfil socioeconómico, Alicante nunca ha sido un territorio de grandísimas empresas, aunque sí de grandes proyectos o de una actividad tan diversificada como sorprendente si no se conoce el origen de algunos sectores. Veamos: carecemos de industria ganadera y, por tanto, importamos el cuero, pero se fabrican zapatos a mansalva. Y, además, sin (más o menos) molestarse unos a otros (Elche, deportivo y de «caballero»; Elda, zapato de señora; Villena, calzado infantil). Alcoy lidera el comercio nacional de aceitunas con anchoas, las del martini, y ni es ciudad marinera ni sus olivares se asoman a los de Jaén; en Onil e Ibi se elaboran juguetes y las muñecas más famosas de España, y cuando la cosa aprieta, lo mismo fabrican plástico que piezas muy específicas para automóviles de alta gama de toda Europa. El mejor chocolate de España sale de fábricas de La Vila Joiosa, el turrón de Xixona, y las especias que copan las despensas de todo el país viajan desde Novelda a hogares de todo el mundo. Todo esto tiene su explicación histórica, ya saben, somos árabes, somos romanos, somos fenicios, y confirma el afán de emprendimiento de una provincia cuyas empresas, sin embargo, no pueden competir en tamaño con las grandes de Valencia e incluso de Murcia. Pero, como saben, tanto los economistas como la humanidad en general no se ponen de acuerdo en si el tamaño importa. El empresario alicantino se adapta bien a las situaciones. Miren, si no, el ránking de empresas con más beneficios de la provincia. Totalmente diferente al anterior a la crisis económica de 2007. Aquel nomenclator estaba poblado de ladrillo por los cuatro costados. Constructoras y promotoras se repartían las ganancias en una época en que todo era pompa y jabón. Salvando Solvia y las filiales inmobiliarias de TM, los servicios y la industria han vuelto a la pole. Empresas navieras, agrícolas, hoteleras y de ocio se entremezclan ahora con el nuevo renacer de la construcción. Cuando el tamaño se pone en juego, lo que importa es la imaginación.

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