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Tomás Mayoral

El periodismo que los lectores siempre quisieron apoyar: veraz, riguroso y preciso

Hoy más que nunca sigue siendo necesario el periodismo y cuanto más cercano, mejor

¿Por qué sigue siendo necesario el periodismo en el siglo XXI? La sociedad actual es la mejor comunicada y, sin embargo, sería arriesgado decir que es la mejor informada. Las posibilidades de ser receptor de noticias se han multiplicado con la digitalización en la misma medida en la que se han diversificado los canales a través de los cuales podemos recibir esa información. Habitamos en un mundo globalizado en el que, se viva en Alicante o en Singapur, cualquier persona puede recibir miles de «inputs» informativos en apenas unos minutos. A los medios de comunicación tradicionales (prensa escrita, radio y televisión) se les han unido páginas web informativas (a veces de esos mismos medios), redes sociales y los buscadores, que actúan como grandes organizadores de todos los contenidos disponibles en la Red y por tanto como intermediarios entre ésta y sus miles de millones de usuarios. Vivimos, por tanto, momentos de una gran opulencia informativa y los vivimos con una satisfacción no disimulada de que una oferta tan amplia nos convierte en los seres humanos mejor informados de nuestra historia y de que eso contribuye a hacernos más libres.

Pero esa satisfacción sería mucho menor y se tornaría en preocupación si nos diéramos cuenta de qué está pasando realmente. La imagen que nos estamos formando de la realidad está sujeta a serios riesgos de manipulación. Tenemos ejemplos de enorme trascendencia que ya son conocidos por todos. Muchos de los votantes de Trump en las últimas elecciones presidenciales de Estados Unidos o de los ciudadanos británicos que apoyaron el Brexit en el referéndum celebrado en Gran Bretaña no llegaron nunca a ser plenamente conscientes, hasta que ya era tarde, de que habían sido víctimas de un engaño. Los, en apariencia, «inocentes» mensajes que habían recibido a través de sus redes sociales durante los meses previos a acudir a las urnas, y que tanto iban a orientar su decisión final, tenían objetivos ocultos. No pretendían informarles con precisión ni rigor de por qué elegir una opción u otra era lo mejor. Tampoco eran propaganda expresa que pudiera identificarse y poner en guardia a sus destinatarios. Eran mensajes disfrazados de informaciones que habían sido manipulados de acuerdo a algún algoritmo para que resultaran más creíbles y atractivos. Lo que menos preocupaba a sus creadores es que su contenido fuera mentira o verdad, como luego se ha demostrado de forma fehaciente en investigaciones periodísticas serias. El principal objetivo era engañar, manipular.

La importancia de la prensa libre y veraz

Los medios de comunicación como INFORMACIÓN siempre buscamos la verdad. Seleccionamos las informaciones de la actualidad, las contrastamos, las verificamos, las analizamos y solo cuando estamos totalmente seguros de su veracidad las publicamos para que lleguen a nuestros lectores. Es muy necesario recordar esto ahora porque es lo que nos diferencia de los creadores de noticias falsas. Los que difunden noticias de este tipo, por desgracia tan frecuentes hoy en día, jamás contrastan nada de lo que envían a sus potenciales lectores. A veces lo hacen por ignorancia, pero muchas otras saben a ciencia cierta que lo que cuentan es mentira.

La diferencia entre quienes buscan la verdad y quienes solo persiguen, consciente o inconscientemente, engañar y manipular es una clave fundamental de por qué hoy, más que nunca, sigue siendo necesario el periodismo. Es cierto que las noticias fraudulentas y las intoxicaciones informativas intencionadas no son ni mucho menos algo nuevo en el panorama de los medios informativos. La diferencia es que hace 20 años hacía falta tener un medio de transmisión potente para distribuirlas y ahora cualquiera con habilidad y unos conocimientos mínimos de informática es capaz de hacerlas llegar a millones de personas. Un poder como este exige una gran responsabilidad que no todos están dispuestos a asumir, como se ha demostrado en los últimos tiempos. Si no hay alguien en el mundo de la comunicación que ofrezca la garantía plena de que su objetivo principal es lisa y llanamente informar de la verdad, contar la actualidad con rigor, exactitud y precisión, a nuestra sociedad y a nuestros ciudadanos les va a resultar muy difícil saber qué es realmente cierto y qué no lo es. Es evidente que una situación así pone en serio peligro el ejercicio de la libertad colectiva e individual, el objetivo primordial de una prensa libre.

Poner en valor el periodismo

Estar bien informado es, por tanto, más difícil cada día. Cada vez hace más falta volver a poner en valor la esencia del periodismo de siempre como referente último al que recurrir para acabar entendiendo por uno mismo qué es verdad y qué es mentira. Los periodistas luchamos contra esa dificultad buscando dentro de la compleja catarata de noticias que integran la actualidad y que pueden llegar a confundir a quienes necesitan estar informados de lo que importa de verdad. Esa búsqueda nos obliga a seleccionar y a poner en valor esa selección contrastándola para que lo que llegue a nuestros lectores tenga una plena garantía de veracidad.

Las exigencias de una sociedad digitalizada como la nuestra nos obligan a difundir nuestras noticias con la mayor rapidez posible. Afrontamos ese reto día a día y casi minuto a minuto en nuestras plataformas digitales. Pero vivir en tiempo real la actualidad no ha hecho que los periódicos perdamos la mejor de nuestras esencias como medios informativos: el análisis y la profundidad. Es lo que siempre nos caracterizó, una de nuestras mejores virtudes. La complejidad de la que antes hablábamos nos obliga ahora más que nunca a interpretar, a analizar y profundizar.

La tecnología nos ayuda. Y, en ese sentido, también vivimos una nueva era. Podemos llegar a un nivel de precisión y detalle como nunca lo habíamos hecho a la hora de informar de un tema de interés. Tenemos a nuestra disposición un amplio conjunto de herramientas informativas que incluyen muchos más elementos de los que hemos tenido nunca para contar un hecho desde todos los ángulos posibles: textos, fotos, vídeos, gráficos, análisis, opiniones, referencias documentales. Hemos llegado al contenido periodístico total, el que puede abordar un tema con toda la profundidad que requiera, ofreciendo al mismo tiempo a su lector la posibilidad de que él decida hasta dónde quiere llegar.

La calidad de la prensa local

Decíamos que han cambiado muchas cosas. Pero lo que no ha cambiado es que para hacer este periodismo hacen falta profesionales capaces de buscar y seleccionar noticias, para luego simplificar lo complejo y poder explicar su significado profundo. No puede ser lo mismo contar la actualidad que desmenuzarla, explicarla, destilarla para extraerle su esencia y que el lector tenga a su alcance todas las claves para formarse una opinión propia, a partir del más exhaustivo de los trabajos periodísticos que puedan ser hechos hoy en día. Este contenido especial, analítico, detallado y especialmente cercano, pues está en nuestro ADN ser un medio de comunicación provincial, es la esencia del periodismo que queremos hacer, del que siempre hemos hecho, el que nuestros lectores han apoyado y querrán seguir apoyando mientras no nos apartemos de esa senda. Porque hoy más que nunca sigue siendo necesario el periodismo y cuanto más cercano, mejor.

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