La televisión pública, y a través de la primera cadena, ha convertido las noches de los lunes y los sábados en «Noches temáticas». Efectivamente, los lunes por la noche viene emitiendo una serie de hospitales llamada Hospital Valle Norte, para continuar tras su finalización con un documental no ficticio, hasta ahora sobre trasplantes de órganos, los dos primeros referidos a un trasplante de hígado y el otro de ambos pulmones. Me parece una buena idea porque todo lo que se haga en favor de divulgar y potenciar la conveniencia y utilidad de la donación siempre será insuficiente, además de que la serie, con sus inevitables historias de amor, de escarceos sexuales entre el personal sanitario junto a los deseos de poder y zancadillas para conseguirlo, además de algunos tópicos perdonables, es un mosaico que se intuye bastante real, y que además resulta creíble porque los actores son buenos y le dan verosimilitud. Y el documento que sigue tiene el gran valor de estar interpretado no por actores sino por personas de a pie que fueron protagonistas de un suceso tan trascendental como el trasplante de un órgano. Permita el lector que me muestre categórico al pronunciarme sobre este tema puesto que, como ya he dicho en muchas ocasiones, conozco a fondo el tema al haber pasado por ese trance hace ya más de diez años; y por si la experiencia personal no resultara suficiente, en mi vida diaria estoy familiarizado con esa otra experiencia que es convivir en el ámbito personal con los profesionales que en Hospital General de Alicante realizan ese prodigio de la técnica que es salvar una vida gracias a la desgracia de la desaparición de otra. La conclusión es clara: el auténtico protagonista del milagro es el donante, y la cada día más frecuente generosidad de las familias que autorizan el proceso. Y así podemos hablar de un triunfalismo (por una vez justificado) de que España figura a la cabeza mundial del número de trasplantes realizados, así como al número de donantes; ante este hecho y estas cifras, quedan minimizados los problemas políticos hegemónicos en la información diaria, las peleas entre errejones e iglesias, el inquietante aumento de partidos extremistas, las reivindicaciones de los taxistas o el acoso y derribo al que el gobierno está sometido continuamente por quienes le acusan de legal pero ilegítimo hasta que no sea refrendado por las urnas. Salvar una vida aparece como prioritario y como hecho luminoso comparado con las demás vicisitudes por las que atravesamos; todavía hay lugar para la esperanza.
En cuanto a la noche del sábado nos encontramos con la emisión de la serie 14 de abril. La República, serie rodada hace años y de la que en su momento se emitió la primera parte, quedando la segunda guardada en los cajones de los antiguos responsables de Televisión Española por no considerar ni adecuada ni conveniente su emisión. Ahora, con la llegada de Rosa María Mateo a la dirección del ente público, se ha desempolvado para suerte del espectador un trabajo impecable (y nada maniqueo) realizado por buenos profesionales hace años. Tras la emisión de la serie se proyecta una película española relacionada con momentos convulsos de la reciente historia de España, películas que unas veces son buenas y otras no tanto, pero que ayudan al espectador a situarse en momentos decisivos de nuestra historia, formando un bloque de entretenimiento que ayuda a pensar, algo que siempre es saludable. Y ya que hablamos de esa historia de España, de ese momento crucial que supuso la caída de la monarquía y la instauración de la Segunda República Española (nuestra historia, al fin y al cabo), les recomiendo, para aumentar conocimientos históricos, la asistencia a la charla o conferencia que el actor y director, además de académico de la lengua, José Luis Gómez ofrecerá este jueves en la Sede universitaria de la calle Ramón y Cajal de Alicante, preámbulo de la representación teatral de la obra Azaña, una pasión española que el mismo José Luis Gómez ofrecerá el viernes en el Teatro Arniches.
La Perla. «No dejes que nada te desanime, porque hasta una patada en el culo te empuja hacia adelante» (Anónimo)
