Segunda visita del pianista catalán Enrique Bagaría a Alicante y nuevo recital antológico en el que el intérprete dejo claro, ante todo, su proyectado y redondo sonido, su capacidad de definir caracteres y su refinada utilización del pedal de resonancia del piano. Empiezo esta crítica así, sin que sirva de precedente, para aclarar que el pasado lunes asistimos a un recital de primera clase con un pianista de primera categoría.

Y es que, la calidad del pianista español quedó patente una vez más después de la demostración que hizo la temporada pasada en esta misma Sociedad. El recital comenzó con la fantástica Sonata Nº 33 Hob: XVI/20 en Do m de Joseph Haydn. El señor Bagaría jugó con maestría los refinados elementos contrastantes que el empfindsamer stil de la sonata requiere. Si bien únicamente se le podría achacar una excesiva libertad rítmica en el segundo movimiento, que ya de por sí tiene una rica variedad en la escritura del ritmo, la interpretación fue rica en detalles sin caer en clichés de fraseo ni de articulación.

Hay que agradecer al pianista catalán, además, que incluyera para cerrar la primera parte del concierto las poco frecuentadas Bünterblatter Op. 52 de Robert Schumann, interpretadas con un legato intenso, un sentido del ritmo preciso e interiorizado y unos contrastes tímbricos generosos. Igualmente, soberbia fue su versión del Gaspard de la Nuit de Ravel, interpretación en la que sobrevoló las dificultades técnicas de la fabulosa obra del compositor francés. Pero destacó, sobre todo y ante todo, la antológica versión que de la Fantasía Bética de Manuel de Falla realizó. Una traducción que estuvo a la altura, tal vez no haya mayor alago, del malogrado pianista extremeño Esteban Sánchez en cuanto al caleidoscopio tímbrico que esparció el pianista barcelonés y la frescura de su enfoque.

Emociona ver la calidad del piano en España por parte de gente como Enrique Bagaría, que son capaces de coger el testigo de los grandes nombres

-Gonzalo Soriano, Rafael Orozco o el mismo Sánchez- que jalonaron la interpretación del instrumento en nuestro país. Esperemos que, costumbre contraria nuestra identidad, seamos capaces de reconocerle el mérito a intépretes que, como el señor Bagaría y tantos otros, merecen un destacado papel en el panorama internacional.