El alcalde Barcala ha llegado a un acuerdo para sacar adelante los presupuestos del Ayuntamiento de Alicante con Ciudadanos y Guanyar, la marca blanca que en las últimas elecciones presentaron Esquerra Unida y Podemos. Es una buena noticia que una corporación marcada durante toda la legislatura por los enfrentamientos acabe mandato con un consenso, aunque sea momentáneo. Y lo es porque es necesario que, sin que nadie tenga que sentirse por ello traidor a sus principios, empiecen a decaer algunas líneas rojas, sobre todo en los entes locales. El presente político es fragmentado y el futuro lo va a seguir siendo, si no lo es aún más, así que resulta imprescindible para que pueda gestionarse el día a día que fuerzas absolutamente antagónicas sean capaces de encontrar puntos en común que permitan salir de los bloqueos. Si la memoria no me falla, esta va a ser la primera vez en la historia que Esquerra Unida y el PP alcancen un pacto sobre una materia tan importante como son unos presupuestos. ¿Pero de qué otra forma, dada la complicada aritmética de los plenos, podría sortearse el estancamiento si no fuera así? Con unas elecciones a la vuelta de la esquina, cabría haber esperado que el PP se quedara solo, que nadie -salvo, si acaso, los tránsfugas, que nada tienen que perder- se retratara apoyándole. EU ha jugado la carta contraria. Y el PP ha sido capaz de buscar sus votos y conseguirlos. Tiempos nuevos. Veremos prodigios aún mayores en el próximo mandato, gobierne quien gobierne.
