A la mayoría de la gente que le suena el tema de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también llamados ODS (que me temo que son muy pocas personas), cree que es «algo» relacionado con Naciones Unidas, un organismo lejano del que conoce su existencia por los medios de comunicación y que no sabe muy bien a qué se dedica (derechos humanos, refugiados, cascos azules, cambio climático, cultura€).

Esta situación de partida justifica la encomiable labor divulgativa e informativa que está desarrollando, por ejemplo, el Gobierno de España, que incluso ha creado un alto comisionado para la Agenda 2030, y la Generalitat Valenciana que tiene una Estrategia ODS propia, comprometida con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.

El 25 de septiembre de 2015, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en el año 2030.

Los 17 ODS son retos que se han propuesto para solucionar una serie de «grandes» problemas cotidianos que tiene la humanidad en el ámbito global y local, y conseguir un futuro sostenible:

1. Poner fin a la pobreza.

2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible.

3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.

4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida.

5. Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.

6. Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento.

7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna.

8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente.

9. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar la innovación.

10. Reducir la desigualdad en y entre los países.

11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.

13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.

14. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.

15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.

16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.

17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible.

Alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en el año 2030 sería como llegar al «mundo perfecto», parece ciencia ficción, algo idílico. Un sueño inalcanzable para la gente que precisamente está padeciendo y sufriendo los problemas que hay detrás de los ODS y que no puede soñar porque en algunos casos no puede ni dormir bien.

Pero es que «queremos» y «necesitamos» vivir en un mundo perfecto.

Para ello «tenemos» que hacer cosas bien para conseguirlo y muchas veces dejar de hacer mal otras cosas. Y cuando lo planteo en plural es porque lo «tenemos» que hacer los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las personas a título individual y colectivo. Aquí no va a funcionar el dicho de que «a mí que me lo den hecho».

Pero los ODS hay que conocerlos, hay que entenderlos, hay que creer en ellos, hay que pensar en cumplirlos, hay que querer hacer cosas, en definitiva, hay que actuar.

Para contribuir a alcanzarlos es esencial pasar de lo global a lo local, de lo lejano a lo próximo, de lo genérico a lo concreto. De lo que tienen que hacer los demás a lo que voy a hacer yo en mi vida, en mi trabajo, en mi empresa, en mi ciudad.

Para el mundo de la empresa, los ODS implican necesariamente un nuevo modelo más sostenible en lo económico, lo social y lo medioambiental.

Un modelo empresarial de éxito cuyo núcleo central sean las personas (trabajadores, clientes, proveedores, accionistas, ciudadanía) y cuyos pilares sean la sostenibilidad, la creatividad, la innovación y la digitalización.

Vamos hacia un humanismo empresarial. Vamos hacia empresas con valores éticos y morales y con actitudes de responsabilidad, integridad, honestidad, credibilidad y coherencia. Vamos hacia empresas creativas, tolerantes, solidarias. Vamos a empresas comprometidas con el bien común.

Los empresarios, pequeños y grandes, tienen que ser conscientes de los beneficios y ventajas que tiene contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en el crecimiento económico, la creación de empleo de calidad, el bienestar social, la protección del medio ambiente, la prosperidad urbana y la calidad de vida ciudadana. Tienen que ser conscientes también de las grandes oportunidades que se están creando para mejorar la empresa, la economía, la sociedad y el medio ambiente.

En mi opinión, creo que hay que empezar por lo más básico e importante de una empresa, y los gobiernos lo tienen que hacer posible. Hay que producir bienes y/o prestar servicios de forma responsable, hay que crear riqueza y hay que crear empleo decente y de calidad. Y para ello no hay que renunciar a ninguno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Me temo y creo que cualquier persona, en cualquier lugar de nuestro planeta, quiere y se merece vivir en el mundo perfecto. Yo me apunto a trabajar por y para ello. ¿Y tú?

Ojalá nos podamos ver en ese nuevo mundo para celebrarlo en el año 2030. Y si pudiera ser antes mucho mejor.