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Fracaso de un modelo

En el fondo la crisis que sacude a Podemos expresa el fracaso de un modelo organizativo. Aprovechar la fuerza de un movimiento de calle como el 15-M para montar una formación capaz de penetrar en las instituciones, disponiendo así de dos palancas de cambio del sistema, tal vez superaba en ambición al talento de sus gestores. La salida de la crisis económica, aunque fuera a costa de una ancha grieta social, mermó la fuerza de la calle.

La falta de decisión para crear un verdadero partido dispersó en toda una panoplia de coaliciones los efectivos disponibles (resultó que los teóricos del movimiento no tenían una teoría del poder político). La ambigüedad calculada en asuntos como el catalán alejó de Podemos a una parte de sus votantes. El alarde frente a la partitocracia de no tener militantes, sino "inscritos", acabó siendo patético. No es buena noticia para la izquierda esta crisis.

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