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British, stay home

1 Amazon es esa empresa que ya ha superado a Apple en capitalización bursátil y que no fabrica ni produce nada, pero hace posible que con un chasquear de dedos digital tengas a tu disposición cualquier artículo que se te ocurra en menos de cuarenta y ocho horas, siempre y cuando pagues un canon de treintaypico euros anuales. Ya tiene más de cien millones de personas suscritas a este servicio. Para colmo, Amazon dispone del mejor «data» del mundo: Facebook puede saber qué pensamos (al ver lo que colgamos, o saber por dónde navegamos: pero no deja de ser algo difuso y cambiante), pero Amazon sabe qué compramos: no son deseos ni estimaciones, sino realidades contantes y sonantes.

2 Por si no fuera suficiente con el hecho de hacer posible que mañana quieras comprar -y que te traigan en hora- un elefante rosa que vuele para que tu hijo pueda jugar con él antes de comer, Amazon da como incentivo para adherirse a ese servicio el acceso gratuíto a su plataforma de contenidos de películas, documentales y series. Todavía es limitada comparada con Netflix o HBO, pero ya empieza a tener bastantes productos vistosos. Uno de ellos es A very english scandal: protagonizada por Hugh Grant, esta miniserie está basada en los hechos reales que tuvieron lugar en Inglaterra a finales de los años sesenta, en donde el líder de los liberales en la Cámara de los Comunes, Jeremy Thorpe, fue procesado por el intento de homicidio de uno de sus ex-amantes masculinos.

3 La serie es totalmente «british», cómica y dramática a la vez, y cuenta con la estupendísima actuación de un Hugh Grant que no parece ni tan afectado ni tan hipocondríaco como en cualquier película suya que uno recuerde (yo sólo le aguanto en Love Actually, y siempre y cuando la vea en navidad?). La historia es divertida, irónica y afilada, pero también triste y turbia. Y siempre con esa extraña propiedad que tienen los británicos para ofrecer una cara en público y ser otros en privado, para no mostrar emociones, para ser tremendamente pudorosos, para no permitirte que bajes al fondo.

4 Si el bueno de James Rhodes dice que ama España, yo puedo decir que, aún con el pifostio del Brexit, tengo envidia de los británicos. Tengo envidia, por ejemplo, de que casi 100 diputados del partido que tiene el gobierno voten contra la opción que les plantea su primera ministra. Tengo envidia, y mucha, de que Paul Mcartney, David Bowie, Joe Cooker, Adele, Supertramp, Elton John, Eric Clapton o Mick Jagger, sean británicos, y que el pop y el rock les pertenezcan. Y también tengo envidia del ambiente de sus campos de fútbol, de sus f ish and chips, de la importancia que dan a su prensa, del mito de la BBC, de los discursos de Churchill. British, stay home, please ?

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